Vida

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Desde que tengo memoria, me he preguntado ¿Por qué la vida es tan injusta? Hay personas que poseen demasiado y otras que no poseemos nada, vivimos día a día tratando de sobrevivir con muy poco, mientras hay otros que desperdician aquello que otros necesitan. Desde que era niño, vi lo que mi madre sufrió para poder darnos algo de comer, después de que mama murió, mi padre se marcho y hasta el día de hoy no he vuelto a saber nada de él. Soy un chico de diecinueve años con la responsabilidad de dos gemelos a los que debo alimentar, vestir, educar y solventar todas sus necesidades. Apenas y pude terminar la escuela básica, el conseguir trabajo cada vez es más difícil y día con día vivo con la angustia de perder a mis hermanos por no ser capaz de darles una buena vida.

La vida no es justa, nunca brinda nada a aquellos que lo necesitan y solo da a aquellos que lo tienen todo. La única vez que pude sentirme afortunado fue al graduarme y ser ganador de una beca, pero como siempre todo se fue a la mierda cuando regresé a casa de mi graduación y me encontré con que papá se había marchado con el poco dinero que teníamos y todas sus cosas, incluso se fue llevándose lo único de valor en casa, dejándonos a mi y a mis dos hermanos pequeños sin nada y desamparados. Después de eso, como era obvio, tuve que renunciar a mi beca y conseguir una trabajo para poder comer y no dejar a mis hermanos morir de hambre.

Suelto un suspiro y me retiro de la ventana, pronto iniciara a llover avisando la llegada del duro invierno. Debo buscar la manera de reparar la calefacción antes de que el clima enfrié mas de lo que ya lo ha hecho. Cierro la ventana antes de caminar hacia la habitación de mis hermanos. Solo tienen ocho años, cada día es más difícil hacerse cargo de dos niños, pero no me arrepiento ni reniego jamás de tener la responsabilidad de ellos, mamá desde el cielo debe estar orgullosa por haber mantenido esta familia junta, aunque papá no esté.

— Tendré que buscar la manera de conseguir suficiente dinero para reparar la calefacción y comprar algo de ropa para invierno— cierro la puerta de la habitación al ver que los gemelos duermen.

Miro la hora antes de decidir dormir, mañana será otro día difícil si no logro encontrar un nuevo trabajo, el dinero que gano en el restaurante de comida rápida, no es suficiente y pronto tendré que comprar útiles escolares y muchas cosas. Como me gustaría poder encontrar la manera de no sufrir mas y poder tener una estabilidad. Me gustaría que mis hermanos pudieran vivir en un lugar mejor y no en esta improvisada casa de container, me gustaría poder llevarlos a un mejor vividero y no estar en este lugar donde hay tantas cosas que puede hacerles daño. Me aseguro de que todo en casa este bien cerrado, antes de dirigirme a mi habitación, son pasadas las doce y debo estar de pie antes de las seis para poder preparara a los gemelos y dejárselos a Greta antes de ir a la entrevista de trabajo que conseguí.

Frunzo el ceño en medio del sueño al escuchar el molesto tono de alarma de mi viejo teléfono. Con mi cuerpo pesado y adormecido, salgo de la cama tomando la toalla por reflejo, antes de caminar tropezándome con las paredes hasta llegar al baño. Me lavo el rostro con agua fría logrando espabilarme un poco antes de mirarme en el viejo y manchado espejo sobre el lavabo. Suelto un suspiro antes de darme una ducha rápida para poder alistar a mis pequeños hermanos para poder dejarlos en casa de Greta. Salgo del baño muriendo de frio por haberme duchado con agua fría, el agua caliente no es suficiente y no puedo duchar a los chicos con agua fría, podrían enfermarse y no tengo dinero para cubrir una enfermedad en este momento. Después de vestirme, preparado el desayuno para los gemelos, guardándolos, por lo general esos dos no comen al despertar.

— A despertar— entro en la habitación de los gemelos encendiendo la luz— vamos chicos, debo salir temprano— me acerco a la cama de Matt el mayor — vamos, arriba— lo tomo en brazos haciendo que se remueva.

Vendido al mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora