Martin D'lonrentis

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Respiro profundo al salir de la oficina de Galler, solo espero que esto que estoy haciendo valga la pena y pueda resolver nuestros problemas. No solo es la cirugía de Matt, después de que salga del hospital, el cuidado y el tratamiento que debe seguir es bastante estricto y nada barato. Sacudo mi cabeza espantando todos los pensamientos dudosos de mi cabeza, camino hacia los camerinos donde debe encontrarse Greta esperando por mí, según se, hoy no bailará, será una de las encargadas de servir a los clientes en la subasta mensual.

De camino a los camerinos, me encuentro con algunas chicas y chicos que trabajan en el club, todos visten con prendas bastante chicas las cuales dejan muy poco a la imaginación. Sonrió tímidamente tratando de no hacer nada que pueda causarme un problema, ya que en un futuro igual estaré trabajando aquí y no deseo iniciar con una mala impresión. Levanto la cortina que lleva al salón grande de los camerinos, pero antes de que pueda siquiera dar un paso, soy halado por Greta quien me mira preocupada.

— Estoy bien, puedo hacerlo— digo a mi amiga.

— No podre estar a tu lado cuando llegue el momento— dice con seriedad.

— Estoy determinado a hacerlo, solo espero que valga la pena— digo y suelto un suspiro.

— Viendo a los participantes de hoy, no dudo en que tú serás quien más gane— dice desviando la mirada hacia un grupo de chicos y chicas jóvenes.

— Vamos, debes ducharte y prepararte— dice tomándome e la mano.

Soy guiado por mi amiga a una habitación pequeña donde hay solo un baño, un tocador con maquillaje y un perchero de pie con por lo menos una docena de batas de seda roja. Siento mis manos sudar, me siento completamente nervioso e inseguro de todo, pero ¿Qué mas puedo hacer? Tomo una respiración profunda, llenando mis pulmones lo mas posible y dejo salir el aire con ruido. Greta me mira y asiente dándome seguridad solo con una mirada.

— Los chicos que están fuera, serán parte del lote del día— dice ayudándome a quitar la chaqueta— tu serás el ultimo en ser...— la veo dudar.

— Subastado, no tienes que ser condescendiente conmigo, se lo que hago— digo sacándome la polera transparente.

— Después de que la subasta termine, serás dirigido a una habitación donde conocerás a la persona que mas dinero ofreció, y no debo decir lo que tienes que hacer— explica— allí, hay un baño, la tina esta preparada con aceites y esencias perfumadas, date un baño y cuando salgas debes usar esto— mi ceño se frunce al ver la bata blanca en lugar de una roja como la de los demás.

— ¿Ellos donde se prepararán? — pregunto.

— Eres el único virgen entre todos, por eso tienes un trato especial, generaras más dinero— habla dejándome ver que no esta de acuerdo con lo que hago.

Greta sale de la pequeña habitación dejándome solo, me doy una mirada en el espejo viendo mi cuerpo desnudo antes de negar y dirigirme hacia el baño. El lugar esta impregnado a perfume y fragancias suaves y deliciosas, lentamente me adentro en la tina dejando que mi cuerpo sea humedecido por el agua perfumada. Cierro los ojos y evito pensar en cualquier cosa, solo quiero terminar con esto y poder cuidar de mis hermanos. Sinceramente ya no me importa nada lo que tenga que hacer o no. Abro los ojos cuando escucho la puerta ser abierta. Greta me mira sosteniendo una toalla, me pongo de pie y tomo la toalla envolviéndola en mi cintura, salgo del baño y me siento frente a al tocador donde mi amiga me ayuda a secar mi cabello y rostro.

— Creo que solo deberíamos peinarte, no creo que necesites maquillarte— asiento a lo que dice.

— ¿A qué hora iniciara? — pregunto.

Vendido al mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora