El chico del plenilunio

Prologo 1 - Narra 0089

El instructor continúa hablando, el reloj de la pared marca las 7 de la mañana, mis compañeros mantienen sus ojos sobre sus cuadernos y toman notas de forma frenética. Me permito tomar un breve descanso y cierro los ojos, anoche dormí mal y seguir el ritmo se está volviendo complicado. Mientras voy cediendo a mis pensamientos internos, una voz me devuelve a la realidad, evitando que caiga dormido:

— 0089, responde a la siguiente pregunta ¿Qué es un iluminado? Te lo estoy poniendo fácil, así que quiero 0 errores, ¿entendido?—Dijo el instructor con un gesto en su cara mucho más duro del que su tono de voz representaba.

— Por supuesto, capitán, los iluminados son seguidores de los dioses que han sido seleccionados por estos como sus representantes en la tierra, sus funciones pueden variar, pero primordialmente se encargan de dirigir los cultosa los que pertenecen. —Repetí lo que estaba escrito en mis anotaciones como si fuera una grabadora, mi cuerpo estaba tenso, al levantarme de la silla sentí un leve mareo. Hice una breve pausa de no más de un segundo y continué — Son peligrosos pues sus dioses les otorgan poder que se añade a sus habilidades propias, las cuales suelen ser excepcionales, además su cuerpo cambia de formas diversas. Algunos reciben habilidades especiales y en ocasiones su estructura física cambia, además de los iluminados existen semi-iluminados, que suelen ser menos poderosos pero que también presentan características especiales. Pero todos ellos ven su esperanza de vida alterada, pareciera que en ellos el envejecimiento se detiene en seco.

Continué con mi explicación durante unos 4 o 5 minutos, fue muy escueta pero como teníamos que irnos el instructor lo dejó pasar, cuando salimos del aula nos dirigimos al patio, todos en completo silencio, todos en fila, todos sin mover ningún músculo de la cara más allá de lo necesario. Al llegar al patio comenzamos con la preparación física. Hoy también llovía a cántaros, después de la clase de instrucción todos los días hacemos 3 horas de entrenamiento: correr, arrastrarse, ejercicios, hacer recorridos, etc.

Todo marchaba como siempre, hasta que alrededor de una hora y media después de haber empezado, 0934 se tropezó y cayó al suelo, por alguna razón no se levantaba, llovía demasiado fuerte así que no podia oir bien, pero el instructor le parecía estar gritando algo a 0934, seguí corriendo sin detenerme, por lo que al cruzar la siguiente esquina lo perdí de vista, lo último que vi fue como el instructor le daba una patada en el pecho. Lo estaban castigando.

Desde que entramos aquí lo sabemos bien, meter la pata, equivocarse o no rendir bien, no hablemos ya de no cumplir las normas, deriva en castigos, generalmente físicos, es perfectamente normal que esto ocurra, nos están preparando para una gran misión, y debemos ser excelentes en todos los aspectos.

Cuando volví a pasar por el lugar donde había visto a 0934 por última vez vi que lo habían atado a un poste y le habían quitado la ropa, estaba llorando y temblando probablemente del frío. Cuando pasé a su lado me di cuenta de que murmuraba algo relacionado con una madre. Que estupidez, pensar en nuestra familia cuando a todos aquí nos han abandonado no tiene sentido. Al pasar a su lado le di un puñetazo en el abdomen con todas mis fuerzas y seguí corriendo, me tosió algo de sangre encima que me limpie rápidamente con el agua de lluvia y continué. Todos debemos castigar a los que rompen las normas. Unas cuantas vueltas más tarde los instructores lo bajaron del poste y se lo llevaron.

0934 dormía en una habitación frente a la mía, por lo tanto, durante los 20 minutos asignados a la comida también estaba justo delante de mí. Un tipo alto a pesar de tener unos 11, entró aquí un año antes que yo, por lo que el entrenamiento era mucho más visible en su cuerpo, los músculos de sus brazos siempre parecían querer escaparse de su ropa, y su pecho siempre estaba marcado bajo el uniforme. Levantaba más peso que ninguno de nosotros en las pruebas de fuerza. A título personal, siempre me dió bastante asco la forma en la que sus músculos se marcaban bajo su piel fina y blanca, que daba la impresión de ir a romperse en cualquier momento.