➤✧ Fuegos Artificiales y Luciérnagas

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°• * Los momentos fugaces son los que más duelen, y de ellos aprendemos la belleza de lo que nos rodea. * •°

Twisted Wonderland

Lilia Vanrouge

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—¡Nunca la conociste tan bien como nosotros!

Lilia detuvo su caminar al escuchar esas palabras, el salón entero guardó silencio y observaron la escena con atención, algunos miraron al joven que había gritado con enojo, muchos otros, dirigieron su mirada al joven de cabellos negros que estaba a punto de retirarse.

—Tú —prosiguió el joven señalando a Lilia. —Jamás la entendiste como nosotros lo hicimos.

—¿No lo hice? —preguntó Lilia con un tono serio en su voz. —Entonces dime, ¿tú lo hiciste?, ¿la viste entrenando día y noche hasta que sus manos estuvieran llenas de ampollas y heridas?, ¿tratando de salvar a las personas del bando enemigo de esta guerra sin sentido?, ¿cuidando a los demás en lugar de a ella misma? Dime si la viste ahí, llevada por las enfermeras a la sala de urgencias, si la viste cuando ella...

Lilia mordió su lengua para evitar seguir hablando y apretó con fuerza sus manos, estaba seguro de que a ella le hubiera molestado su actitud frente a sus compañeros de equipo.

—Contéstame si al menos sabes porque a ella le gustaban las bengalas o las luciérnagas. —el joven no respondió, es más, se podía apreciar que estaba confundido ante las últimas palabras de Lilia. —Si no sabes el significado de tus propias palabras, entonces no hables.

Lilia dio media vuelta y salió, dejando sin palabras al joven que calmaba su ira y un ambiente intranquilo para los demás que no entendían con claridad el contexto de la situación, pero la reina lo sabía, sabía porque, él ahora general del Valle de las Espinas había perdido sus estribos ante la acusación de su compañero, y por qué aquella chica había sido tan especial para él, como él lo había sido para ella.

゜・。。・゜゜・。💫 。・゜゜・。。・゜

Aún recuerdo la primera vez que te acercaste a mí.

El sol brillaba con intensidad en el campo de entrenamiento, nadie sabía con claridad el como o porque habíamos llegado a esta guerra que a mi modo de ver, era algo sin sentido pero teníamos que mantener a nuestro reino a salvo, y eso incluía tener nuevos reclutas.

—¡Hey, tú!

Gritó una voz a lo lejos, ni siquiera me interese en voltear y ver a la persona que me gritaba con entusiasmo, lo más seguro era de que esa persona sería un chico con su grupo de amigos que seguramente se reían de mi por tener el cabello largo o alguien que intentaba entrenar conmigo, pero no estaba interesado en formar equipo con alguien, era mejor estar solo que brindarle a alguien tu vida, en especial si hablamos de una guerra. Tomé un sorbo de agua mientras limpiaba el sudor de mi frente, entrenar era difícil y más agotador de lo que tenía pensado, cerré mis ojos por un instante para poder limpiar mejor el sudor con una toalla que traía conmigo, cuando dirigí nuevamente mi mirada al frente, mis ojos se encontraron con una mirada amatista, un escalofrío recorrió mi espalda al ver a esa persona, esa persona eras tú.

En ese momento no sabía que tú eras Yuní Yoru, la general del Valle de las Espinas, quien estaba al frente de cada batallón, no pude evitar el examinarte con la mirada y descubrir cómo no había percibido tus pasos, siendo sinceros, tu primera impresión hacía mí daba mucho de qué hablar, tu cabello color miel cubría tus hombros y estaba desordenado, podía ver claramente los nudos hechos en tu cabello, ni siquiera te habías molestado en cepillarlo y tratar de acomodar los cabellos rebeldes que sobresalían, tu cara estaba sucia, tus mejillas llenas de tierra y polvo al igual que tu ropa, parecía que te habías revolcado en el suelo antes de venir a saludarme, tus manos estaban sucias y se alcanzaba a ver que en la mayor parte de tus dedos tenías curitas.

Noche de Fuegos Artificiales y Luciérnagas. [Lilia Vanrouge]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora