—¿Cómo te sientes?—me pregunta Alexa y le doy una pequeña sonrisa antes de levantarme de la camilla
—Estoy bien, no fue nada—miro las vendas en mis brazos y respiro profundo antes de que la puerta sea abierta por los cuatro hombres que me miran con preocupación—. Quiten esas caras, no estoy muriendo.
—Se te ven bien—se burla Evan señalando mis vendas y río caminando hacia ellos—. ¿Quieres ir a casa?
—¿Casa?—bufo—. Iremos al aeropuerto. Antoni tiene a mi madre, así que tomaremos un avión a Italia y resolveremos esto.
—No creo que sea buena idea—habla Alexa—. Christopher ya está en Italia con la élite, no creo que sea necesario...
—La élite es una cosa y la división Alpha es otra—la interrumpo—. Ellos van a capturarlo, nosotros vamos a matarlo.
—Al menos avísale a tu superior—pide tomando mi mano—. Y ten cuidado, recuerda que Antoni es inteligente y no se dejará vencer fácilmente.
—Lo sé—le doy un corto abrazo—. Debo irme, te quiero.
—Yo también, cuídate.
***
Florencia, Italia.
2:26 A.MMi celular suena por décima vez con el número de Christopher y lo pongo en silencio antes de asentir en dirección a los chicos que se adelantan a entrar en la mansión Mascherano.
La élite no logró capturar a Antoni, y mi paciencia se agotó en el momento en el que Ali me llamó para informarme que ellos habían fallado en la ubicación y que se encontraban en Florencia.
Sé que mi madre no ha muerto, alguien le informó a Antoni que yo me encontraba en el hospital y eso de alguna forma me dió tiempo para tomar un avión y venir hasta aquí.
La mansión se encuentra a oscuras, no hay nadie más despierto a excepción de los Halcones que hacen guardia para asegurarse de que nadie va a entrar.
«Eso ya lo veremos»
—Ustedes dos—señalo a Mendoza y Evan—, quédense aquí. Mohamed, Anderson y yo entraremos a la mansión. Si pasa algo, pidan refuerzos.
Ambos hombres asienten y respiro profundo antes de moverme en dirección a la mansión.
Cruzamos el jardín asegurándonos de que nadie nos vea, y me apoyo contra una de las paredes de la mansión cuando escucho una radio sonar cerca de nosotros.
Asiento en dirección a Mohamed y él sale de su escondite rodeando el cuello del halcón con su brazo antes de torcerlo y que un crujido suene haciéndome que se encuentra muerto.
Avanzo con ambos detrás de mi y le pongo el silenciador a mi arma mientras caminamos en dirección a la puerta trasera, la cuál se encuentra abierta por órdenes de Ali.
Los tres entramos a la mansión y disparo en la cabeza al halcón que se acercaba a nosotros con su arma en mano.
Unos disparos fuera de la mansión nos alerta y empezamos a movernos rápidamente en busca de algún lugar dónde escondernos antes de que un grupo de hombres se acerque a nosotros con rapidez y nos tomen inmovilizándonos
Forcejeo intentando liberarme y maldigo cuando uno de ellos aprieta con fuerza sobre mi herida en uno de mis brazos.
—Ya decía yo que mucho te habías tardado—las luces se encienden y veo a Antoni caminar hacia nosotros
Sonríe mirándome de pies a cabeza y me enderezo haciéndole saber que yo no soy una de las personas a las que intimida. Su presencia no me puede importar menos.
—Imbécil—siseo y él ríe—. Por tu bien espero que no le hayas tocado un solo pelo a mi madre, Antoni, o juro por dios que...
—Tu madre está bien, Kiara—se acerca a mi y acuna mi mejilla haciéndome rodar los ojos—. Que hermosa eres, tan parecida a tu padre y madre... eres la mezcla perfecta de ambos genes.
—Gracias—me encojo de hombros y sus ojos van a las vendas en mis brazos que lo hacen fruncir el ceño antes de tomar uno de mis brazos y quitar la venda revelando las pequeñas heridas que dejaron mis uñas
La única razón por la que hay vendas es porque arden y porque no son bonitas a la vista. El doctor dijo que si las mantenía vendadas y con la pomada podrían curar sin dejar cicatriz.
—Ya veremos que hacer con estas—niega con desaprobación antes de mirar detrás de mi—. El integrante que faltaba.
Volteo a ver y mi cuerpo se tensa cuando noto a Mendoza lanzar a Evan al piso, quien tiene heridas en el abdomen.
—Evan—intento ir con él, pero los halcones me sostienen con fuerza sin permitirme acercarme a mi amigo—. Eres un traidor de mierda—siseo en dirección a Mendoza
—Al parecer no eres tan buena como todos creen—se burla—. No notar a un infiltrado puede traer consecuencias, y he aquí.
Actúo rápido golpeando la mandíbula de uno de los Halcones que me sostienen con mi codo y este retrocede permitiéndome tomar el arma de su pantalón y dispararle en la cabeza al moreno que cae al piso inerte.
—Es rápida—escucho la voz de Ali viéndolo entrar con los labios apretados antes de mirar a su líder—. Me acaban de notificar lo que pasó.
—Uno de tus hombres dejó la puerta abierta—le reprocha Antoni
—¿Quién?—cuestiona el árabe mirando a sus hombres con seriedad y uno de ellos da un paso al frente agachando la cabeza
Ali desenfunda su arma y le dispara en la cabeza al hombre que cae muerto en el suelo haciéndome respirar profundo.
—Llévenla arriba—le ordena el italiano a los Halcones—. Los otros tres irán al sótano, hagan lo que ya saben...
—No—hablo llamando la atención de todos y miro a Antoni directo a los ojos—. Me tienes aquí, déjalos ir, ellos no serán una amenaza más grande de la que ya es Christopher.
—Kiara...—Evan gruñe
—Silencio. Estás herido y necesitas un doctor—no lo miro—. Déjalos ir, Antoni, voy a casarme contigo, tienes a mi madre. No necesitas a nadie más.
Me mira a los ojos un par de segundos, como si estuviera fijado en ellos, como si no pudiera apartar la mirada.
—Señor—Ali llama su atención y Antoni parpadea apartando la mirada—, ¿qué hacemos?
—Déjalos ir—asiente antes de darse la vuelta y alejarse de nosotros
—Llévenlos lo más lejos posible—ordena Ali antes de tomar mi brazo—. Yo la llevo a su habitación.
Me dejo guiar por él mientras sus hombres intentan sacar a los chicos, que forcejean reacios a dejarme sola, pero yo les doy una pequeña sonrisa antes de mirar al frente
—No sabía que ese chico era nuestro—murmura y ruedo los ojos—. Christopher sabe que estás aquí, tú procura no hacerlo enojar.
—¿Cómo está mi madre?—pregunto
—Tu madre está bien, la mantienen cuidada y seguirá así si complaces a Antoni—aprieta la mandíbula
—Supongo que entonces está bien—suspiro—. ¿Cuándo es la boda?
—Mañana en la tarde—me informa y me tenso
Maldita sea.
Subimos unas escaleras y ambos guardamos silencio cuando los hombres de Antoni nos miran con suma atención.
—Buenas noches, señora—dice cuando me deja frente a la puerta de la que supongo es mi habitación—. Que descanse.
—Igualmente—murmuro antes de entrar
La habitación se encuentra a oscuras, todo parece pulcro y limpio, incluso hay un pequeño balcón al que puedo acceder.
Me acerco a la cama y tomo la pequeña caja de cuero negra que se encuentra allí dejando ver mi anillo de compromiso.
Christopher vendrá por mi, lo sé. Pero mi decepción por lo que hizo me hace dudar de cuál será el siguiente paso cuando eso ocurra.

ESTÁS LEYENDO
Destined [Christopher Morgan]
FanfictionElla es como un dios, todos se inclinan ante ella para venerarla. Él es una bestia, todos se inclinan para pedir clemencia Ambos hechos para poner el mundo a sus pies; destinados a estar juntos sin importar las piedras en el camino.