Destined [Christopher Morgan]

Cap 33

—Buenos días—saluda Antoni cuando entro al comedor y asiento antes de sentarme a su lado

—Buenos días—murmuro y mis cejas se levantan al ver entrar a dos pequeños al comedor que se sientan frente a nosotros dándome unas sonrisas dulces

—Mi hijo, Damon, y mi sobrino, Lucian—los presenta y miro a ambos notando el gran parecido. «Sin duda tienen genes Mascherano»

—¿Eres la amiga de mi padre?—pregunta el pequeño y frunzo el ceño

—Depende, cariño, ¿quién es tu padre?—pregunto con suavidad

—El Coronel Morgan—dice y me congelo

Mis ojos pican con lágrimas que quieren salir y clavo mis uñas en mis palmas antes de fingir una sonrisa

—Es... un amigo muy cercano—asiento—. Nunca había escuchado que tenía hijos.

—No lo conozco—su expresión decae y respiro profundo—. El tío Antoni dice que él no me querría porque soy un Mascherano.

Jodidamente no.

Este niño es hijo de Emily y Christopher. ¿Qué carajos?

—Señor—la voz de Ali interrumpe en el comedor y me quedo mirando el plato de comida frente a mi—, Ilenko Romanov está aquí.

—Vaya, los invitados comienzan a llegar—Antoni suspira antes de levantarse—. Nos vemos mas tarde, tesoro.

Me quedo en silencio y muerdo el interior de mi mejilla sacando cuentas en mi cabeza.

El niño tiene aproximadamente ocho años, lo que da justo la cantidad exacta en la que empecé mi noviazgo con Christopher, y en la que él se unió a la mafia Italiana.

—Lucian no es hijo de Christopher—murmura Ali en mi oído—. Es de Antoni, pero Emily nunca quiso hablarlo.

Suspiro aliviada antes de apretar mis manos en puños. «Entonces Antoni abusaba de Emily. Era eso lo que tanto sabía Christopher y que le había prometido ocultar»

El bastardo fue capaz de... abusar de su propia hermana. Por dios, ¡es su jodida hermana menor!

—¿Mi madre?—pregunto intentando cambiar de tema

—Te dejarán verla cuando vayas a ponerte el vestido. Prepárate para huir—dice antes de salir del comedor dejándome sola con los niños

—¿Quién es su madre?—le pregunto a Lucian mientras miro a su hermano

—Isabel Rinaldi—me responde y asiento antes de respirar profundo

—Bien, ¿qué tal si luego del desayuno me acompañan a la cocina y pedimos algunas cosas especiales para la fiesta?—propongo y ambos sonríen asintiendo

***

—Mi niña...—la voz de mamá llama mi atención y me doy la vuelta jadeando al verla

La escaneo de pies a cabeza buscando algo. Algún rasguño, algún moretón... pero no hay nada, ella está completamente bien.

—Mamá—me acerco a ella cuando mis ojos se llenan de lágrimas—. Dios, estás bien.

El alivio inunda mi cuerpo y respiro profundo mientras busco heridas en su rostro para asegurarme de que si esté bien.

—Lo estoy, mi niña, por supuesto que lo estoy—asiente besando mi frente—. Pero tú tienes que salir de aquí, no puedes casarte con ese hombre.