Capítulo tres: La casa de Changbin

36 7 0
                                    

La tarde pasó más rápido de lo que se habían dado cuenta tanto Hyunjin como Changbin, pues de un momento a otro, se percataron de que el cielo ya estaba completamente oscuro, con una brillante luna creciente que destacaba junto a un par de estrellas.

Si bien el arduo trabajo que habían hecho limpiando la parte de enfrente de la escuela les había hecho sudar al punto de quitarse sus camisetas, ahora el frío de la noche recorría sus cuerpos de una forma despiadada, y Hyunjin era quien más lo sufría.

"¿¡POR QUÉ ESTÁ TAN FRÍO!?" preguntó Hyunjin, mientras cubría con ambas manos su cuerpo que no dejaba de temblar, a lo que Changbin volteó para mirarlo con su habitual expresión estoica.

Hyunjin no sólo sufría por el frío que le hacía temblar hasta los huesos, sino que también había terminado agotado por todo lo que había pasado durante el día, y Changbin fue lo suficientemente atento con él como para darse cuenta de esto y ofrecerle su camiseta para cubrirse un poco más del frío. Sin embargo, Hyunjin lo rechazó.

"No, gracias, tú también debes cubrirte o vas a enfermar" dijo Hyunjin, mientras sus dientes chocaban por el temblor, y Changbin no insistió.

Ambos regresaron al armario de limpieza para dejar los utensilios que habían utilizado, y Hyunjin (quien no paraba de bostezar y tallarse los ojos), estaba en el umbral de la puerta, a punto de irse a su casillero para recoger sus cosas, cuando Changbin lo llamó.

"Hyunjin, ¿te gustaría ir a mi casa?" preguntó Changbin, de forma seria.

Aquella seriedad con la que Changbin hablaba de manera habitual era realmente desconcertante la mayor parte del tiempo, y, de hecho, por eso mismo mucha gente evitaba hablar con Changbin, debido a que sentían incomodidad. Sin embargo, Hyunjin tenía toda la tarde hablando con él, por lo que, si bien aún no se acostumbraba del todo a su seriedad, tampoco se sentía incómodo.

"...¿A tu casa?" preguntó Hyunjin, aunque más bien se lo preguntaba a sí mismo, como si lo estuviera pensando.

"Sí. Está cerca y pensé que podríamos comer algo y descansar. Es que te ves muy cansado y me parece que no has comido nada" dijo Changbin, rascándose un poco por detrás de su oreja "además, está muy cerca de aquí, ¿qué dices?" preguntó finalmente Changbin, indispuesto a mostrarse incómodo si la respuesta era negativa, pero tampoco insistiría más.

Changbin generalmente parecía alguien sumamente serio, como si no le gustara socializar en absoluto, tanto por dentro como por fuera, pues no sólo mantenía la misma mirada sin carisma la mayor parte del tiempo, sino que también hablaba con el mismo tono sin emoción alguna. Aunque a veces hablaba en un tono quizás demasiado alto, y eso hacía que mucha gente se espantara. Era sencillamente descuidado al momento de querer socializar, y por eso le costaba hacer amigos.

Sin embargo, en ese momento no intentaba otra cosa más que ser generoso con Hyunjin. Eso, y otra posibilidad entre sus intenciones con él, y como Hyunjin realmente estaba cansado y sólo deseaba comer, darse un baño y dormir, accedió. Sin mencionar que la compañía de Changbin le agradaba, quizás demasiado como para acceder a ir a su casa el primer día que hablaban.

"Eso suena encantador. ¿Nos vamos ya?" dijo Hyunjin, con una pequeña sonrisa en su rostro.

En casa de Changbin

La casa de Changbin era agradable en muchos sentidos, pues estaba ubicada en una zona de la ciudad libre de delincuencia, y si bien la decoración no era de lo más lujosa, se notaba que la familia contaba con una estabilidad económica muy alta.

Los dos estudiantes entraron a la casa y caminaron a través de un pasillo, donde Hyunjin notó que había colgados en las paredes un par de cuadros que él mismo había pintado. Sin embargo, no dijo nada y ambos siguieron directamente hasta la cocina, por donde Changbin se asomó primero, buscando a su madre.

Bin, esta flor es para tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora