PARTE 15

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*POV VEGAS*

      Esa tarde había calmado a Macao, además de convencerlo de que papá no le haría nada él, al final creo que sí había logrado cabrear más yo a su nueva novia, lo deje dormido en su habitación y me dirigí a la mía, antes de lograr llegar encontré a papá molesto en el camino, está vuelto una furia y su novia feliz detrás de él, al parecer ella sí lo había estado llamando hasta cansarlo y volvió a casa lo más rápido posible para que dejara de molestarlo.



      Cuando llegó hasta mí lo primero que recibí fue un golpe en la cara, seguido de un par más que lograron lanzarme al suelo y me tomó del cabello de un tirón.



     -¿Es qué no puedes dejar de molestar nunca acaso? - Dió un tirón de mi cabello más fuerte que el anterior. - Deja de joderme la vida, debes comportarte como alguien apto de la segunda familia, deja de comportarte como un niñato y aprende que el negocio familiar es más importante que lo demás. - Dijo antes de empujarme con fuerza de nuevo al piso.



      Caí de lado tratando de impedir un golpe fuerte en mi cabeza, ví como fue hasta su novia la cual sonreía feliz al ver cómo mi padre me reprendió, sin embargo, la sonrisa no le duró mucho.



     -Toma tus cosas y lárgate ahora mismo. - Ella rió un poco ante el comentario de mi padre, la expresión en su rostro mostraba que creía que no era cierto. - Tienes dos horas para cruzar la reja de entrada si no quieres terminar con una bala en la cabeza. - Dijo antes de voltear conmigo de nuevo y que ella saliera corriendo a la vez que yo me ponía de rodillas.



     -Deja de actuar como un niño pequeño, aprende a ser un hombre maldita sea, y que quede claro que la he corrido porque odio que me interrumpan cuando trabajo, que si fuera por mi, que también ella te hubiera roto la cara, a mí me viene dando lo mismo. - Dijo con una mirada de desprecio en sus ojos, me dió una patada que me volvió a tirar al suelo antes de irse a su despacho.



     Me puse de pie lo más rápido que pude, pero esa última patada había dado en mis costillas, camine hasta mi cuarto, una vez dentro y con el seguro de la puerta puesto deje las lágrimas salir de mis ojos, detestaba el desprecio que mi padre tenía hacia mí, su indiferencia, pero de ambos me encargaría que solo lo recibiera yo, Macao era apenas un niño, además, si alguno podría disfrutar un poco más su vida sería él, el peso de ser el líder de la segunda de familia recaía sobre mis hombros, no sobre los suyos.

Lo que pudimos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora