PARTE 12

96 11 0
                                    

*POV VEGAS*

     Las almohadas colocadas en la parte alta de mi espalda y cabeza me daban una hermosa vista de Tay, por lo mismo y su tacto sobre mi pecho trataba de ver al techo lo más que pudiera para tratar de controlar la necesidad de tocarlo, pero los lindos gemidos que salían de su boca lo hacían más difícil.



     -¿No te gusta esto? - Me dijo algo triste mientras paraba sus movimientos, voltee a verlo confundido. - Es que no me miras, normalmente te gusta verme, pero desde que dije que no podias tocarme apartaste la vista de mi. - Dijo triste, yo tomé su rostro entre mis manos.



     -No separaré los ojos de ti. - Le di un corto beso en los labios y lo vi sonreír.



     Me empujó sobre la cama y colocó sus manos entrelazándolas con las mías y las llevó sobre mi cabeza, entonces la mirada maliciosa volvió a su rostro casi de inmediato y volvió a autocomplacerse con mi miembro, el verlo brincar sobre mi me calentaba bastante y el evitar tocarlo me frustraba aún más, soltó mis manos para colocarlas de nuevo sobre mi abdomen y poder entrar y salir más rápido, sonidos y gemidos incoherentes comenzaban a salir de mi garganta, estaba tan cerca de venirme cuando sentí que paró sus movimientos de golpe.



     -Dije que sin tocar Vegas. - Dijo con la voz entrecortada, yo no entendía porque lo decía. - Tus manos en mi cadera. - Soltó con obviedad.



     -Yo... yo no me di cuenta de cuando las puse ahí. -Dije con la voz ronca, me miró molesto. - Lo... lo lamento. - Dije sacando mis manos de su cuerpo, las coloqué agarrando el respaldo de mi cama.



     Podía sentir perfectamente como Tay aumentaba y disminuía el ritmo de sus propias embestidas, me estaba desquiciando, siempre que estaba cerca de correrme paraba por un par de segundos sus movimientos para volver a iniciar, yo solo podía tragar saliva y aferrarme cada vez más al respaldo de la cama, sin embargo, era imposible disimular los gruñidos de frustración de mi parte.



     -¿Hay algo que quieras decirme? - Yo no respondí, tenía la mandíbula apretada y trataba de controlar mi respiración. - Una de las venas de tu cuello se comenzó a marcar bastante. - Dijo de forma inocente, yo continuaba tratando de controlar mis impulsos con los ojos cerrados, tratando de no colocar mis manos sobre él y lograr que por fin ambos nos liberaramos. - Si quieres algo solo dilo. - Esto lo susurro sobre mis labios, no me había dado cuenta en qué momento había colocado su rostro tan cerca del mío.



     La poco cordura que me quedaba se estaba llendo al carajo, Tay había comenzado a hacer pequeños círculos con mi miembro dentro suyo a la vez que besaba y mordía mi cuello, sentí como se acumulaban lágrimas de frustración en mis ojos, pero le había prometido que él sería quien tuviera el control de este orgasmo y era alguien de palabra, así que si quería verme retorcerme mientras él se divertía viendo como lo hacía era lo que tendría.

Lo que pudimos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora