20. Andrew

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Sin poder darnos cuenta habíamos sobrepasado los límites

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Sin poder darnos cuenta habíamos sobrepasado los límites. No sabía en qué momento nos pareció buena idea tontear de aquella manera. Aunque tontear no sería la palabra porque fue algo más; muchísimo más que un simple tonteo. Mi cerebro estaba nublado desde que había salido del baño, había conseguido relajar los latidos frenéticos de mi corazón pero aún sentía un calor abrasador recorriéndome el cuerpo.

Noté una mano perdiéndose entre los mechones despeinados de mi cabeza, cerré los ojos pensando en ella y en sus ojos avellana. Joder como me gustaba que me acariciara así.

Pero no era ella. Abrí los ojos y Abril seguía sentada justo enfrente de mí y estaba fulminando con la mirada a quién fuese que estuviera a mi lado. Estaba roja de rabia y sus ojos brillaban con intensidad, pero no era intensidad de la buena. Me giré y me encontré con que Mara tenía una mano en mi muslo y la movía lentamente arriba y abajo, acercándose peligrosamente a una zona que no debería estar tan cerca de su mano. Me aparté de golpe, consciente de lo que estaba ocurriendo pero ella se volvió a acercar a mí y me rodeó el cuello con los brazos.

—¿Me acompañarás a casa? —susurró cerca de mi oído—. Podríamos... podríamos divertirnos mucho esta noche tú y yo.

Entonces me besó muy cerca de la comisura de los labios y me estremecí. Abrí los ojos como platos; ¿qué cojones estaba haciendo Mara?. Un estruendo de sillas captó mi atención y vi que Abril y Miriam se habían levantado para irse. Miri se disculpó y dijo que no se encontraban muy bien y se marcharon.

Abril se fue y odié pensar que había sido por culpa de Mara. La aparté de sopetón y salí corriendo a la calle pero ellas ya se habían subido a un taxi. Grité de rabia sin entender qué había pasado y de pronto noté una mano en mi hombro, me giré y vi a Mara sonriéndome. Le aparté la mano de golpe y ella me miró entre dolida y sorprendida.

—¿Por qué eres así de brusco? ¿Te quieres ir a casa? Estaremos solos...

—¡No! ¡Cállate de una puta vez! ¿Se puede saber qué cojones pretendes?

Estaba fuera de control. Jamás me había sentido así, tan rabioso como aquella noche. Era consciente de que le estaba hablando muy mal y nadie se merecía que lo trataran así pero me había sacado de mis casillas.

—Andrew tranquilízate, no entiendo por qué me estás hablando de esta manera, yo solo...

—¡Tú solo estás creando problemas! ¿A qué cojones ha venido lo del bar? ¡Dime!

Me acerqué a ella apretando los puños con rabia y Mara dio unos pasos hacia atrás, asustada por mi comportamiento.

—Creía que lo sabías —susurró—. Me gustas Andy, desde siempre y creo que deberíamos intentarlo.

—¿Intentar el qué? ¿Estar juntos? ¿Tú estás loca o qué te pasa? ¡Jamás estaría contigo, Mara! —estaba siendo muy cruel, lo sabía, pero no podía parar, las palabras me salían sin ningún tipo de control—. ¡No me gustas! ¡Tú no me gustas ni lo harás nunca!

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora