Epílogo: El nombre de la banda

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Un baterista golpea rítmicamente los palillos. Riley, desde el micrófono, anuncia:

—Hola, soy Riley Anderson, y somos los Crying Candies.

La música empieza, Jordan, toca la guitarra, Riley le guiña el ojo. En el público están el papá, la mamá con la pequeña Luna a andas.

El Control Central se convierte en una pista de baile. Todas las emociones bailan cada cual con su estilo. Hay nuevas islas de personalidad. La isla de la hermandad, la isla de la música y la isla de la familia se destacan entre todas.

—Sí —suspira Alegría mirando al horizonte—, hoy sí fue un día perfecto.

—Sí lo fue —le dice Tristeza uniéndose a ella en un abrazo—. Simplemente perfecto. 

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