Capítulo 4: Nightmare studios

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En el subconsciente, una enorme puerta de metal se abre. Los dos guardias empujan a Tim ahí adentro.

—¿La puerta no era de madera? —pregunta Darkton.

—Hasta que se nos escapó el payaso gigante... Desde entonces se reforzó la seguridad. Ahora nadie sale por esta puerta.

—¡Qué alentador! —dice Darkton con sarcasmo.

—Te vamos a llevar a tu nuevo lugar de trabajo.

—¿Voy a trabajar aquí adentro?

—Nosotros solo seguimos órdenes —dicen los guardias abriéndose camino entre bosques de brócoli, aspiradoras y payasos gigantes, para escoltar a Tim Darkton hasta una pequeña puerta en el fondo del subconsciente. 

Al fin, llegan a una reja negra con dos antorchas en los costados y un cartel en bronce con las Letras «Nightmare Studios»

—Lo sentimos —dice uno de los guardias—, esta será tu nueva morada.

La sonrisa de Tim es inmensa y las antorchas se reflejan en sus ojos atónitos. 

—Ehhh. Sí, sí, claro —trata de disimular Tim—, una terrible condena. Vayan, vayan, nomás, y cuidado con el bosque de brócoli, que huele espantoso —dice y entra corriendo por la reja. 

Con el entusiasmo, se lleva puestos a tres seres parecidos a pícaros duendecillos.

—¡Ey! Cuidado amigo —dice una, de aspecto frágil, desde el piso.

—Perdón —se excusa Tim—, no sabía que había más gente por aquí.

—¿No quiere que haya más gente aquí? — pregunta ella—. ¿Usted quiere echarnos?

Tim no atina a responder y otro de los que se había caído le dice:

—No le hagas caso, bro. Ella es Phoebe, digo Fobia —se corrige el pequeño sujeto señalando a su compañera. 

—Y él es Lapsus. Siempre tiene la palabra indicada... En el lugar equivocado—, se burla Fobia.

—¿Y este muchacho quién es? —pregunta el tercero, desorientado.

—Hola, soy Tim Darkton. Me asignaron a este Estudio.

—¿Qué Estudio?—Nightmare Studios, así dice el cartel en la puerta.

—Oh...

—Él es Olvido. Irónicamente es el guía turístico de este laberinto. 

—Sí —concede Olvido—, pero no hay mucho turismo por aquí... No recuerdo la última vez que alguien cruzó esa puerta. 

—Yo. Recién —dice Tim. 

—¿Y cómo era tu nombre?

—Él es Tom —dice Lapsus.

—Soy Tim —corrige Tim estrechándole la mano.

—¿Y yo qué acabo de decir, bro? —empieza a rapear Lapsus—. Yo cambio las palabras y equivoco los sonidos, soy un hacker imparable con estilo inigualable 

—Ok... no nos pongamos musicales, chicos —dice Tim un poco abrumado—. Dime ¿Cuál es tu línea de trabajo?—Soy Productor Ejecutivo y hacker en mis ratas libres. En mis ratos libres.

—Está bien. Tres personas no es mucho, pero al menos tenemos un equipo de producción.

—No lo creo —lo frena Fobia—. Tú no quieres tenerme en tu equipo. ¿Por qué querrías tenerme en tu equipo?

—Porque eres Fobia —dice Tim encantado—. ¿Qué mejor asistente que tú para ayudarme con esta locura? Si le tienes miedo a todo, nada nos va a tomar por sorpresa...

—¿Lo dices en serio? ¿No te das cuenta que soy claustrofóbica (y se encoge) agorafóbica (y extiende los brazos), hidrofóbica (y aparta un vaso de agua imaginario), genufónica (y se toma la rodilla para luego apartarla asustado). Te lo podría cantar y bailar, pero soy melofóbica y corofóbica. Esencialmente soy panofóbica: le temo a todo.

—Eres simplemente perfecta. —Estás loco, Darkton.

—Bueno y ¿Cuál es el flan, digo el plan? —pregunta Lapsus, con curiosidad.

—Riley está en problemas —dice Tim.

—¿Algo que tenga que ver con sangre, fuego, cosas puntiagudas, lugares ruidosos, o zonas oscuras? —pregunta Fobia con unas ganas muy sinceras de abandonar la misión.

—No. Nada de eso —dice Tim—, pero creo que a mamá le pasa algo. Ella no se siente bien. Y Riley no lo quiere ver, o no lo puede ver. Felicidad es encantadora y todo, pero le está ocultando información a Riley. Yo traté de darle esa información escondida en un sueño. Y terminé encerrado aquí en el subconsciente, con ustedes.

—De acá no se sabe, digo, no se sale tan fácil —dice Lapsus.

—Pero se sale —dice Olvido con convicción—, yo he visto a algunos salir a la superficie.

—¿Y cómo hicieron para atravesar ese enorme portón? —pregunta Tim. 

—No lo recuerdo —admite Olvido.

—Me imaginaba —se resigna Tim.

—¡Pero lo anoté! —le dice Olvido mostrándole un papel plegado varias veces. En el papel se pueden ver numerosas flechas, recuadros y circuitos con frases que los conectan. LO IMPORTANTE (flecha), NO OLVIDAR (recuadro), la solución de todos los problemas (subrayado cuatro veces) es...—Y todo converge a este círculo —anuncia Olvido, triunfante.

—...que está en blanco —lo corta Tim.

—Sí —admite Olvido—, porque cada vez que lo recuerdo pongo otra flecha para asegurarme que no lo olvidaré esta vez y cuando tengo que escribirlo ya se me escapó. Pero sé que algún día lo voy a recordar. Lo tengo que hacer. A mí me pusieron como guía de este laberinto. Tenía a disposición todos los mapas y planos del subconsciente. Era una gran ironía. Para nuestros captores yo soy la garantía de que nadie va a escapar. Pero no cuentan con algo...

—¿Con qué? —pregunta Tim.

—Que algún día, tarde o temprano, voy a recordar. 

—Ese es el espagueti, digo, ese es el espíritu —celebra Lapsus.

—Bueno, amigos, ¡vamos a hacer algunas pesadillas!

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