Sinopsis: Do Kyungsoo, un apuesto omega que frecuentemente es confundido con un alfa, nunca soñó con casarse o formar una familia. No es que repudie la idea; de hecho, podría considerarlo si es con el hombre correcto. Sin embargo, en un mundo lleno...
Después de aquella noche en la que durmieron juntos por primera vez, no tuvo el valor de contarle a Jongin acerca de su conversación con Luhan. Responder su teléfono sin permiso era una cosa, pero discutir con su amante y luego eliminar la evidencia excedía cualquier límite. De cualquier manera, pensaba que Luhan no perdería la oportunidad de correr a acusarlo.
Sin embargo, pasaron los días y Jongin no dio ninguna pista de saberlo.
Cualquier vestigio de culpa que hubiera tenido se había disipado. Los sentimientos de Luhan lo tenían ya sin cuidado, pero eso no implicaba la ausencia de otras preocupaciones. Las palabras de Luhan se habían adherido como pegamento a su cabeza, convirtiéndose en pensamientos recurrentes.
Algunas veces, estando en medio de tareas cotidianas, le venía el recuerdo de la conversación. La incertidumbre se filtraba a través de esos momentos de felicidad e inevitablemente comenzaba a cuestionarse cada una de las acciones de Jongin. ¿Le preparaba esta o aquella comida porque a Luhan le gustaba? ¿Le cantaba ciertas canciones porque le recordaban a él? Y cuando se iban a la cama y cerraba los ojos, ¿quién moraba en sus pensamientos?
El temor a parecer ridículo e inmaduro le impedía preguntar. La represión no era típica en él, pero el amor lo había cambiado en muchos aspectos y le hacía actuar de maneras extrañas. A veces sentía que no era él mismo. Ni siquiera con Woobin había actuado así.
Su ambigua relación con Jongin era como entrar a un laberinto, sin saber qué camino tomar o qué encontraría allí. Había una infinidad de senderos y todos conducían al mismo punto. Esto le asustaba un poco, pero no estaba solo en su recorrido.
Cada vez que esos miedos surgían, Jongin disipaba sus dudas a través de sus acciones. Y cuando lo miraba a los ojos, tenía la certeza de que sus sentimientos eran correspondidos. Era imposible fingir ese inmenso cariño.
A medida que pasaban más tiempo juntos, se producían algunos pequeños cambios. Desde que compartieron la cama para otra cosa que el sexo, Kyungsoo dejó de dormir en su habitación. Ahora, después de hacer el amor, simplemente se quedaba allí.
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Una tarde, después de terminar sus labores en la empresa, Kyungsoo se dirigió al centro comercial antes de ir a casa y compró algunas cosas que necesitaba. Eran principalmente productos de higiene personal. Mientras estaba allí, pensó en Jongin y decidió llevar también algunos para él.
Al volver, Jongin lo recibió en la entrada con un abrazo y un beso prolongado que lo dejó sin aire. Era un beso que sabía a hogar.
—¿Me extrañaste? —preguntó entre risas. Jongin asintió y le quitó la bolsa de compras de la mano para ayudarle a llevarla al interior.
—Hoy tardaste más de lo usual.
—Pasé a comprar algunas cosas —Señaló la bolsa—. Vi que queda solo un poco de tu crema corporal, así que te traje una. También te compré un jabón que es muy bueno para la piel.
