La habitación, la nada.

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Todo es oscuro, todo es negro, no puede ver nada, siente un vacío alrededor, camina con cautela, nisiquiera puede escuchar sus propios pasos.

Estaba caminando pero ¿a donde? No había viento, ni sonido, podía sentir que sus pies tocaban una superficie lisa, un piso sin tierra ni piedras, el piso estaba frío, sus dedos de los pies comenzaron a helarse.
Soltó un suspiro y sintió el ambiente helarse, comenzó a asustarse, quería salir corriendo, quería correr, pero sabía que si lo hacía el frío se apoderará de su piel y huesos.

Tembló de frío, ya no sentía sus pies, pero no quería parar, no quería detenerse, debía encontrar una salida, pronto debía encontrarla.

De la nada, se abren múltiples ventanas, ella mira a todas, cada una tenía a una persona especial en su vida, su madre, su padre, su tía, su prima, su mejor amigo, su mejor amiga, su compañera de clases, otros amigos, y en otra ventana, estaba el hospital...

Se acercó a esa ventana lentamente y trepo, hasta caer al otro lado, su apariencia cambió.

Estaba usando calzado, una bata de hospital y su cabello era largo nuevamente, cuando toco su cabello, tenía rapado a los lados.

Es el pasado... pero no hace mucho tiempo...

Esta en el momento que había sido internada.

Miro a su alrededor, había otros pacientes, adolescentes, jóvenes y adultos, incluso habían un par de ancianos, muchos tenían esa mirada en sus ojos que ella conocía muy bien. Una mirada perdida en la nada que desprendía desesperanza y melancolía, una mirada de alguien que se había rendido ante la vida.

Ella miro desesperada buscando a su madre o a su padre, sabía que no debía estar sola, debía estar con uno de ellos.

Pero no estaban, no estaban acompañándola, estaba sola en ese hospital.

Quería llorar, al mismo tiempo no quería hacerlo, quería guardar sus lágrimas cuando nadie estuviera viéndola, pero todos la miran, no hay privacidad, siempre habrán un par de ojos encima de ella.

Sin más empieza a correr a una de las habitaciones, donde sabía que se encontraban las camillas, quería acostarse y tapar su rostro entre las sabanas para que nadie viera su rostro mientras lloraba.

Peo cuando llego y abrió la puerta, no estaban las camillas, solo estaba los pupitres rayados y la pizarra con operaciones matemáticas, el aula estaba medio vacía, ella miró alrededor confundida con lo que acaba de pasar.

— ¿____? ¿Estas bien?—

Ella voltea asustada para encontrarse con esa cara que conocía bien, ese rostro con el que soñaba de vez en cuando.

Sus dedos subieron para tocarla, quería saber si estaba soñando otra vez, quería comprobar si era real.

Pero no lo era...

—¿que te pasa?, parece que hubieras visto un fantasma—
Sonrie y mira el suelo decepcionada consigo misma, al menos no había sufrimiento.

—no he visto un fantasma... pero se que no eres real ahora mismo...—

—¿porque dices eso?— pregunta la chica de cabello corto, mejillas sonrosadas y mirada soñadora, le estaba sonriendo dulcemente. La contraria sonrie y niega al suelo.

—por que... por que yo hice las cosas incómodas, y se que ya no me diriges la palabra...—

...

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