AIDEN (4).

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Lo único que quería era estar solo, me acaba de enterar de que mi madre le había sido infiel a mi padre y no me encontraba nada bien, así que le pedí a los dos que se marcharan de la habitación porque necesitaba pensar, esa noticia habría marcado un antes y un después en mi vida. Tal vez me serviría para madurar, o simplemente para amargarle la vida a todas las mujeres que se interpusieran en mi camino. No me apetecía pensar más en aquel tema, por lo que me recosté sobre la camilla del hospital, una gran tristeza me inundó y lo único que pude hacer fue llorar.

De repente alguien abrió la puerta de la habitación sin permiso, lo cuál me enfadó bastante.

Me giré y, para mi sorpresa, había una chica bastante guapa, eso no quitó lo mucho que me enfadó que abriera la puerta sin tocar, por lo que la hablé de malas maneras.

-¿Qué haces? No te he dicho que entres.

-No hace falta que nadie me dé permiso para hacer lo que yo quiera. -Respondió-

Me quedé sorprendido ante su respuesta a mi comentario, era una chica muy guapa, parecía dulce e inocente, incluso tímida, pero su carácter era muy distinto.

Eso me descolocó, y a la vez me dieron ganas de seguir investigándola, me parecía muy intrigante.
Le pedí que por favor se marchara de mi habitación, pero no lo hizo, parecía que los dos estábamos pasando una mala racha, así que deje que se quedara en la habitación.

-¿Y por qué tendría que estar mal una chica como tú a ver? Una chica así de guapa cómo tú nunca podría estar mal.

Ella se sonrojó cuando le dije eso, lo pude notar en sus mejillas, intentó recomponerse y sonar segura de sí misma.

-Tengo mis razones...

La verdad que me pareció muy tierna su reacción me sentía tranquilo y me brindó la suficiente confianza como para sincerarme con ella.

Ambos nos envolvimos en nuestros brazos y, aunque no nos conociéramos de nada, yo tenía la sensación de conocerla toda la vida.

Una mujer llamó a la puerta y supuse que era su abuela por lo que dijo. No quería arruinar la intriga por lo que nada más le dije la inicial de mi nombre, una extraña sensación me decía que nos volveríamos a encontrar...

-Me llamo A.

Ella pareció entenderme por su expresión facial...

-Yo me llamo E.

Con que E...-Pensé-

Ambos nos sonreímos y cuándo estaba por salir...

-Adiós E.

-Adiós A.

8 años después...

-AIDENN!!!

El grito de mi mejor amigo me despertó enseguida. Tenía una resaca increíble, cuándo miré el reloj eran las tres y media de la madrugada.

-Ey tío tenemos que irnos YA, la poli está aquí.

Esa misma noche nos habíamos montado un pedazo de fiesta, y los vecinos seguramente habían llamado a la policía. Estaba desnudo y cuándo miré a mi lado había una mujer en ropa interior. Rápidamente me acordé de lo bien que lo pasé aquella noche.

-Hola bombón.

Se aproximó para darme un beso, a lo que yo le aparté la cara, ni siquiera me acordaba de cómo se llamaba.

¿Emily o Riley? No me acordaba en absoluto...

-A ver Riley...

Por su cara deduje que no era su nombre.

-Emily...

-EMELY- Me corrigió de malas maneras.

-¿En serio no te acuerdas de mi nombre, después de lo que pasó ayer?

-¿Lo que pasó ayer? El qué, ¿Qué nos acostamos? Te pensabas que te iba a pedir matrimonio o qué.

-No me lo puedo creer... Yo pensaba que significó algo para ti.

-Eres un rollo más, nada importante para mí.

-Eres un capullo. -Recogió rápidamente su ropa y se la puso por el camino-

Mi mejor amigo Jonathan y yo salimos corriendo de aquella casa abandonada antes de que nos pillara la poli.

Tras 15 largos minutos corriendo llegamos a un descampado vacío.

-Brother, ¿al final te cambian de insti? Me preguntó.

Aunque tuviera 19 años seguía en segundo de bachi, porque repetí dos o tres veces la ESO, nunca se me dieron bien los estudios.

-Sí tío, a ver si acabo ya el instituto y empiezo la carrera.

En realidad, los estudios se me daban bien. Lo que no se me daba tan bien era comportarme, tuve una etapa bastante rebelde durante tercero y cuarto de la eso, por lo que repetí los dos cursos. Quería estudiar magisterio, y de momento llevaba bastante bien bachillerato.

Estábamos hablando los dos, hasta que vi de lejos el insti al que me iba a cambiar.

Desde el descampado se veía mi futuro insti, por lo que decidimos dar la vuelta para encontrarnos con el patio principal, pero cuando llegamos no estábamos solos...

TODO LO QUE FUIMOS.Where stories live. Discover now