𝐒𝐏𝐀𝐑𝐓𝐎𝐑 | Andrés es un chico hormonal de 19 años, quien creo una cuenta en donde sube fotos un poco subidas de tono. Y Gonzalo, un empresario que descubrió accidentalmente la cuenta de ese chico haciendo que sus hormonas suban.
>Homosexualida...
Leves toques se escucharon en la puerta. Gonzalo yacía acostado viendo la publicación de "Andyhot" dejándolo más caliente de lo que ya estaba.
Hace poco recibió una llamada del recepcionista, diciendo que un chico que se llamaba Andy estaba buscando su habitación, ya sabía que el chico había llegado y estaba afuera de su habitación.
No pensó que de verdad pasaría esto, creyó que todo eso era una broma, pero cuando el chico le pido el número de habitación se dio cuenta de que hablaba enserió.
Se acercó a la puerta, abriendola lentamente, pudiendo observar el cuerpo y los lindos labios del menor, haciendo que una sonrisa adornara su cara.
La máscara cubría parte de su rostro, dejando a la vista sus lindos ojos azabache. Quedó embobado con la vista que le brindaba el menor.
Enamorado podría decir.
––Andy.
––¿Gonzalo?––Pregunto el chico fingiendo confusión a su nombre, obviamente sabía su nombre, pero el mayor no debería saber.
––Puedes llamarme, el amor de tu vida.
––Prefiero llamarte amor.–– Dijo con leve coqueteo en la última palabra.
El azabache se movió dejando que el menor logrará pasar adentro de la habitación. El menor observaba esa habitación con una sonrisa, siendo seguido por los ojos del mayor, quien cerró la puerta.
––Esos labios que te cargas, me llaman para poder besarte.–– Soltó haciendo que el castaño se de la vuelta para poder observar al mayor.
Este mantenía su sonrisa mientras observaba cada parte de su cuerpo, memorizando, para jamás olvidar el día en que puso sus manos en el cuerpo del menor.
Su brazo rodio su abdomen y puso su otra mano en su mandíbula, observando cada detalle y movimiento del mayor, observo que dos de los botones de él estaban desabrochados, lograron observar parte de su cuerpo. Una sonrisa era imposible de ocultar.
––Nadie te impide besarme.
––Oh, Andy, me vas a volver loco. –– El mayor se acercó, dejando muy poco espacio entre los dos cuerpos, movió su mano para poder quitar la mano del menor y el poder tomar la mandíbula de este, logrando acercar los labios del menor lo suficiente, haciendo que estos se rocen. ––Me volveré loco por ti.
Sus labios se rozarán sutilmente en un juego tentador. El calor de sus cuerpos se intensificaba y la electricidad entre ellos era palpable. Andrés cerró los ojos, dejándose llevar por el deseo abrumador que la invadía.
El primer contacto fue ardiente y explosivo. Sus labios se fundieron en un beso apasionado y hambriento, desatando una tormenta de sensaciones en sus cuerpos. Las lenguas se entrelazaron con desesperación, explorando cada rincón de sus bocas y suspirando entre gemidos de placer.
El calor sofocante de la noche se multiplicaba en cada caricia y cada roce. Las manos de Gonzalo comenzaron a deslizarse por el cuerpo de Andrés, hábilmente explorando cada curva y despertando sus sentidos con suaves toques. Los cuerpos se acercaron aún más, buscando fusionarse en una pasión desenfrenada.
El beso se volvió más voraz y salvaje, sin importarles el mundo que los rodeaba. Los susurros quedaron atrapados en sus bocas, mezclándose con el ritmo de la música y los latidos frenéticos de sus corazones. No había tiempo ni espacio, solo existía la pulsante conexión que los unía.
El ambiente caliente y sensual los envolvía, haciendo que la temperatura dentro de ellos subiera aún más. Los cuerpos se enredaron en un baile de deseo, buscando saciar la pasión que los consumía. Cada beso era una chispa que avivaba el fuego entre ellos, haciéndolos arder sin control.
Finalmente, se separaron con dificultad, sus labios enrojecidos y sus ojos brillantes de lujuria.
––Me encanta la idea de ser el causante de tu locura, amor. –– Dijo con dificultad el menor haciendo que toda la cordura del mayor desaparezca por completo, comenzando a quitar cada prenda del menor al igual que la suya.
Llenando esa habitación de gemidos y sonidos placenteros.
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