Muevo los dedos de mi brazo derecho y es todo lo que puedo mover, Massimo ve fijamente mis dedos con las cejas arrugadas y yo siento que el corazón se me va a salir.
- ¿Te vas a poner las lentillas? - Me pregunta la enfermera y asiento.
Aquí está mi maldita estabilidad, por un momento pensé que todo iba a estar bien y fue lo más idiota que he pensado, solo fueron días de felicidad antes de volver a la mierda de donde no salgo por más que quiera.
Me da hasta algo de rabia ya, más que dolor es frustración, rabia e impotencia.
- ¿Qué haces? - Me pregunta Massimo y detengo los dedos.
- Fuera - Manda con voz dura y veo la ropa que trae.
Todos salen y deja la ropa negra en la cama, me ayuda a levantarme y una vez de pie trata de quitarme la ropa pero me echo hacia atrás por instinto o incomodidad, tal vez las dos.
- ¿Qué?
- No quiero que me veas. - Arruga las cejas.
- ¿Y quien más te va a cambiar? ¿Quieres que alguien más lo haga? - Niego y la incomodidad no se me va, me detalla y no me gusta pero no tengo otra alternativa. - Deja de llorar.
- Lo siento. - se acerca de forma más lenta y me limpia la cara pero niego.
- ¿Quieres ir a la casa del bosque? - Lo veo y me limpia la mejillas nuevamente.- Creo que dijiste que te gustaba ¿También lo cambiaste? - Niego. - Menos mal porque tienes un pésimo gusto y a esa casa le puse mucho empeño. - Sonrío mínimamente y me da un beso en la frente calmando un poco lo que sentía.
Comienza a vestirme y noto como trata de no detallarme, no tiene ni idea de cuando lo agradezco. La camisa no me queda bien en el cuello y el ni cuenta se da, está muy serio y solo Dios sabrá que atrocidades pasan por su cabeza.
- Espera - se detiene y resoplo cuando no puedo arreglar el cuello de la camisa - El cuello - Antonio lo arregla y comienzo a mover mis dedos de nuevo.
- ¿Que? - los ve y los detengo.
- Nada - Me muestra una sudadera y asiento - ¿Anastasia?
- Con Anker - Mi cara muestra el desánimo - Tranquila.
- No la puedo cargar, lo siento no es que me queje solo que...
- Tranquila - vuelve a decir y besa mi frente nuevamente.
Se aleja de mi de golpe y hace una expresión de asco ¿Le doy asco? Yo también lo haría, estuvieron adentro de mi y de la nada me viene una arcada haciendo que apriete mis labios.
- ¿Quieres vomitar? - niego y el estómago se me revuelve - Si quieres algo dilo. - Asiento.
Se acerca a mi cuando el avión hace su descenso, me sostiene por las caderas y con una mano lo aprieto cuando el estomago se me vuelve a revolver.
- Me estás apretando - Me ve la mano y lo hice tan inconsciente que no me había dado cuenta.
Muevo mis dedos y lo que me preocupa es el otro brazo. Suelto el aire mientras me pego a su pecho y Massimo entra con la misma seriedad de su padre.
- Llegamos - se va dejando la puerta abierta.
- ¿Y si no los vuelvo a mover? - Pregunto y niega.
- No seas negativa, ahora no es momento.- Habla y asiento por inercia.
- ¿Me das un beso? - Pone su frente contra la mía ¿Le doy asco?
No pregunto porque simplemente no quiero saber la respuesta, toma mi cara y une nuestros labios, no hay desesperación pero si cierta aflicción.
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Fingida Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]
AdventureCuatro años han pasado desde que el se fue, cuatros años mintiendo, cuatros años desde que mi bebé nació, cuatro años desde que Massimo cambió, cuatro años en la que la familia Smirnov se ha vuelto más sádica y violenta, cuatro años jugando al ratón...