Isabella.
New York.
31 de diciembre, 2023.
Mansión Bernocchi.Bajo del helicóptero y cuando los perros me saltan encima me da paz, les doy amor hasta que tienen suficiente y van a donde mis hijos y Antonio, el león olfatea al lobo y lo tomo antes de que pase algo.
- Hogar dulce hogar. - Sonrío y entramos a la casa por la parte trasera.
No puedo negar que estar aquí me da algo de tranquilidad, no tengo idea de que va a pasar ahora pero vinimos a estar en familia, tal vez nos cae una bomba encima pero por lo menos estaremos juntos.
Antonio no ha dicho nada con respecto a su hermana pero yo no termino de confiar en ella.
- No vino la navidad este año. - Ana mira todo la mansión y yo solo quiero bañarme y acostarme.
- ¿Pasaban la navidad en familia? - Camino a la sala.
- Digamos que si, solo somos tres. - es Massimo.
- Éramos. - lo corrijo y me acuesto en el suelo para no ensuciar el mueble beige. - Ahora volvemos a ser cuatro y una adoptada.
Ambas nos vemos mal y mi hija corre hacia mi, se acuesta en el suelo conmigo y le acaricio el cabello.
- Mami, Santa no vino este año.
- Tal vez si vino pero no nos vio y se fue para venir cuando llegáramos.
- Quiero mis regalos. - hace un puchero.
- Y yo mi cama así que me largo. - sonrío viendo a mi hijo. - ¿Te llevo a tu habitación? - Miro a Antonella reparar a su hermano que juega con los perros.
- Pensé que me mandaría a un hotel. - Me vuelve a ver.
- Y ganas no me faltan. - Rueda los ojos.
- Nos veremos entonces. - se va con Massimo y me concentro en mi hija.
- ¿Que le pediste?
- Un hermano.- así que sin más me levanta la camisa viendo mi panza. - ¿Donde esta?
- En proceso. - Entra Antonio y la gata pasa por sus piernas haciendo que respire hondo. - Maldita gata de mierda.
- ¿Cuanto tengo que esperar?
- Unos meses.
- ¿Disculpa? - Ana me tapa la boca.
- Mamá, santa va a venir y te va a meter un bebé así que tienes que dejarte.
- Eso no es así Ana. - Le quito las manos con cuidado y ella hace otro puchero.
- Pero yo quiero uno, le dije a Santa que le dijera a las cigüeñas. - Sonrío.
- Ya veremos qué tanto obedezcan las cigüeñas a Santa. - Hace una O con la boca y no entiendo cómo se ve tan adorable. - ¿No quieres dormir o bañarte?
- Amabas. - Ve a su padre y ella se levanta, corre hacia el que la alza y la sienta en sus piernas. - ¿Pueden atenderme los dos?
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Fingida Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]
PertualanganCuatro años han pasado desde que el se fue, cuatros años mintiendo, cuatros años desde que mi bebé nació, cuatro años desde que Massimo cambió, cuatro años en la que la familia Smirnov se ha vuelto más sádica y violenta, cuatro años jugando al ratón...