La Atrevida Esposa del Sr. Tycoons

Capitulo 114: ¿Qué me has hecho?

"¡Estás tratando de seducirme, no mientas!" Ella se puso nerviosa por la forma en que la miraba con un brillo seductor en sus ojos. Cuanto más lo miraba a los ojos, más se sentía perdida en su interior. Cuando sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, su corazón dio un vuelco. 

"Incluso si lo fuera, no podemos hacer nada. No en tu condición actual". Se inclinó como si fuera a besarla. Cerró los ojos con impaciencia de lo que vendría. Esperó un segundo, luego dos, y luego pasaron unos segundos, pero nada la tocó. 

Se mordió el labio inferior divertido, resistiendo la tentación de reírse de ella. Se veía tan adorable, con los ojos cerrados, los labios ligeramente fruncidos. Cuando vio que sus cejas se juntaban ligeramente, quiso burlarse de ella más. 

Él le pellizcó la nariz. "¿Qué estabas esperando?"

Sus ojos se abrieron de golpe con fastidio. Había un ligero rubor en sus mejillas al ser atrapada por él. "No estaba esperando nada". Ella resopló, volviendo su rostro ligeramente lejos de él. Esperaba que su largo cabello ocultara su vergüenza. 

"¿Entonces por qué cerraste los ojos?" 

"Te ves tan feo de cerca, no quería mirarte más". 

Dejó escapar una carcajada gutural. Su rara risa fue tan cálida como el primer día de verano. Su pecho se hinchó por lo carismático que se veía cuando se rió, sus ojos se convirtieron en lunas crecientes. ¡Incluso sus dientes eran perfectos! En serio, ¿hay algún defecto en su rostro además de sus ojeras? No pudo evitar sentirse molesta de que si él se reía con más frecuencia, sus fans femeninas aumentarían. 

"¿Justo ahora?" Le preguntó, trazando su labio inferior con el pulgar, con un brillo travieso en sus ojos.

"Sí, de verdad. Ahora vete, me estás arruinando la vista con tu fealdad." Trató de apartar la cabeza de él, pero sus dedos le sujetaron la barbilla con firmeza. 

Ella tragó saliva sorprendida cuando de repente se inclinó, sus labios atractivos se cernieron cerca de su oído, su aliento le hizo cosquillas en los oídos. Sintió sus dedos enroscarse alrededor de su brazo, apretándolo. "Hm, eso es gracioso. Siempre me miras como si me estuvieras desnudándome con los ojos". Su voz se había vuelto ronca y seductora, haciéndola temblar y doblar los dedos de los pies.                                 

"Así es como me miras. No lo confundas". Ella replicó, a pesar de que sonaba sin aliento. 

Él aplaudió internamente por el efecto que tuvo en ella. Movió la mano de su barbilla para tomar suavemente su mejilla, su pulgar acariciando la piel suave y tersa debajo de ella. Ella se inclinó hacia su toque, completamente hechizada. "Al menos no lo niego, a diferencia de la dama en cuestión". Susurró, besando la parte de atrás de su oreja.

Su mano se deslizó sobre la cama, rozando accidentalmente la de él. Antes de que pudiera apartarlo, él rápidamente lo agarró, soltando su mejilla y colocando su peso sobre su otro brazo.  "Lo estoy negando porque no es verdad - ¡mmf!"  Él se abalanzó para capturar sus labios en un beso apasionado. Su mano se deslizó hacia la parte posterior de su cuello, inclinándola para que sus labios se ajustaran perfectamente a los de él, permitiéndole acceder para besarla más y más fuerte.

Él chupó y tiró de sus labios, su boca se movió expertamente, forzando un pequeño gemido de ella. Sus piernas se habían vuelto débiles y temblorosas, pero sus brazos la sostuvieron. 

Cuando sus dedos comenzaron a subir por su columna, su toque suave como una pluma, él estaba comenzando a perder la cabeza. 

"¡Ah!" Ella jadeó cuando de repente se mordió los labios inferiores y aprovechó la oportunidad para meter su lengua resbaladiza y caliente en su boca. Su beso se sintió exigente, áspero y un poco... ¿desesperado? Era como si estuviera tratando de compensar las últimas dos semanas en las que no había podido tocarla.