baja del árbol querida Wendy (lady hook x wendy)

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Según la sociedad, las costumbres, las personas, la gente y todo aquel que hubiera sido domado por ciertas ideas no ciertas en su totalidad, las niñas, no debían jugar rudo, ni ensuciarse, menos aún jugar en el lodo, no tenían aventuras, debían ser recatadas, finas, elegantes y sofisticadas, claro, los estigmas van y vienen, cambian según a quién le preguntes, pero esa era la base de todo pensamiento que restringía la libertad  femenina.

Lady Hook, lo sabia. 

Amelia y James alguna vez, en un dia lejano, de cuya época, dia del año o hora exacta no es necesario nombrar,  estaban acostados en sus camas durmiendo, solo puedo decir que era una noche de invierno especialmente cálida y que un niño eterno y travieso intentaba entrar por la ventana en busca de su hadita, Roseta.
Antes que los niños se durmieran Amelia estuvo contando una historia extraordinaria de epicas batallas y hermosas princesas, Peter les observaba por la ventana y se asomo por esta, tanto se asomó con su hadita que esta terminó cayendo y siendo encerrada en un cajón por la pequeña Amelia quien no la había visto.
Peter buscaba entre los cajones a su hada cuando la señorita se despertó por el ruido y el frío que entraba por la ventana que obviamente no debía estar abierta, se levanto y agarro un palo con sutileza encargándose de no hacer mucho ruido, de puntillas se acercó hasta el muchacho que había entrado e intentó golpearlo, sin embargo, antes de lograrlo el muchacho empezó a volar.
- ¡puedes volar!
- claro, ¡yo soy Peter Pan!
- ¿Peter pan? pero yo no estoy muerta para que vengas aquí
- no estás muerta, pero si atrapaste a mi hada
- ¿a tu hada?
- ¡si! encerraste a Roseta
- ¿donde?
- en uno de estos malvados cajones- entonces amelia corrio a abrir todos los cajones en busca de la hada junto a Peter pero en eso James se despertó.
- ¡un ladrón! ¿que hace un ladron aqui?
- ¡James! ¡ayudame! encerré un hadita y no la encuentro
- las hadas no - entonces Peter se lanzó contra el niño de ocho años tirándolo al piso.
- ¡no digas eso! ¡cada vez que alguien dice eso un hada muere!
- eso es horrible! ¡James pudiste matar a la hadita!
- vale, ¡¿pero cómo puedes volar?!, eso es imposible
- puff, lo imposible no es imposible
- ¡eso! lo imposible siempre es posible! - exclamó amelia abriendo finalmente el cajon correcto haciendo que la hadita saliera.
- ¡Roseta! ahí estabas, muy mal, ¿querías quedarte aquí acaso?
- ¡es muy hermosa!
- ¡y que hacias aqui? - pregunto James
- ¡vine a escuchar cuentos!
- ¿viniste a escucharme? ¡que halago!
- ¡así es! queria saber el final de la historia para contárselo al resto

- ¿el resto?
- ¡si! los niños perdidos, ¡vengo de nunca jamas! ¡donde siempre hay juegos aventuras y mucha diversión! ¡donde no hay reglas y hay indios, sirenas y animales salvajes!
- ¿y piratas? - pregunto James
- ¡yo quiero conocer una sirena!
- ¿sabes más historias?
- ¡si!
-¡entonces ven conmigo! ¡a todos les encantaran tus historias!
- ¡ey! ¡ella no va a ninguna parte sin mi! - exclamó James acercándose a su pequeña hermana
- ¡entonce ven tu también! ¡les enseñare a volar para que me acompañen! 

y con ese comienzo tan extraño fue como Peter les enseño a volar a los dos, entonces volaron a nunca jamás, el viaje fue corto sorpresivamente, las estrellas parecían querer guiarlas y parecía que la isla los queria ahi, como si la isla llamará a los tres chiquillos y no pudieran negarse.

Peter les presento a los niños perdidos, niños que obviamente no son los mismos que conocemos, ni era el mismo Peter, ni las mismas aventuras, bueno, talvez si era el mismo Peter, pero es un Peter que ahora ha cambiado, nuestro Peter ha vivido tanto y ha hecho tanto que no se puede comparar con ese niño inexperto aun.

Amelia contaba cientos de historias, historias que ella invitaba, contó la historia de un pirata que le cortaron la mano y se la lanzaron a un dragón verde para que nunca volviera a acercarse a aquel lugar, Amelia contaba sobre tesoros y poderosos enemigos, pero ella solo contaba historias.