Recuerdo la fecha de aquel día: 11 de Julio, específicamente, una semana después de mi cumpleaños número 10. Mi hermano me había llevado al parque, yo quería jugar con mis nuevos patines y él solo quería sentarse y comer helado. Esa mañana me había despedido de mis padres y luego había salido de casa con Milo, sin saber que no iba a volver porque ya no existiría ni mi casa ni mis padres...
Estaba a unos 5 metros de Milo cuando, de repente, ocurrió un terremoto muy fuerte y me caí. Luego se escuchó una fuerte explosión y el cielo comenzó a oscurecerse como si fuera el ocaso.
- ¡Annie! - Milo corrió hacia mí.
Ambos vimos como la tierra comenzó a agrietarse y los terremotos fueron aumentando en número e intensidad. Yo estaba muy asustada, eso jamás había ocurrido y, en la ciudad, nunca había ocurrido un terremoto que destruyera edificios enteros. Lo peor comenzó a ocurrir cuando empezaron a caer unas pelotitas brillantes y, al tocar el suelo, explotaban y dañaba todo lo que estuviera cerca de ellas. El miedo me invadió horriblemente, pero Milo sabía que no nos podíamos quedar ahí.
- Levántate, Annie, debemos irnos.
- No puedo, se me rompió una rueda del patín.
- Pues quítatelos y corre en medias, aquí no nos podemos quedar - Así lo hice.
Corrimos por el parque mientras evitabamos las explosiones y las grietas, aún así nunca me soltó la mano. Yo no sabía adónde íbamos, solo que a mí siempre me habían enseñado que debía obedecer a mis mayores y Milo era 5 años mayor que yo.
En el parque, había un río artificial y Milo se le ocurrió pasar al otro lado porque de ese lado, supuestamente, estaríamos más seguros ya que no había tantos árboles. Fuimos hacia el puente, pero, cuando llegábamos a la mitad, vi que nos caería una "pelotita explosiva", así que me solté y me detuve. Milo volteó a verme, fue cuando explotó el centro del puente y sentí una gran desesperación porque Milo también cayó, con los escombros, al río.
- ¡No! ¡Milo!
Regresé, bajando del puente, y comencé a correr por la orilla del río, esperando no perder de vista a mi hermano. Corrí y corrí, pero la corriente era muy fuerte y veloz y yo comenzaba a cansarme. Entonces, frente a mí, apareció un joven que levantó lo que parecía una vara y con ella sacó a mi hermano del río ¿era magia? Yo no sabía la respuesta.
Me acerqué a él mientras colocaba a Milo en el suelo, solo que estaba inconsciente y bastante golpeado que hasta tenía sangre en el rostro. Levanté la vista y logré observar al joven de la vara, era de piel clara y cabello marrón con ojos brillantes.
- Gracias - Le dije, pero lo que hizo fue sacar de su bolsillo algo que era como un brazalete y comenzó a colocarmelo - ¿Qué haces?
- Escucha - Me dijo - No te lo vayas a quitar jamás ¿entiendes?
- ¿Qué?
- No te lo quites... Este planeta ya no es seguro, así que no se pueden quedar aquí. Los enviaré a otro lugar, tengan cuidado, todo es más peligroso ahora.
- ¿Peligroso?
- No hay tiempo para explicar - Ocurrió una explosión cerca de nosotros - Espero que nos volvamos a ver.
Sujetó la vara y la levantó hacia mí, de repente, la punta de la vara brilló, así que cerré mis ojos. Entonces todo quedó en completo silencio, como si todo hubiera acabado.
• • •
Abrí mis ojos, noté que estaba acostada en el suelo, me levanté y fue cuando recordé lo que acababa de pasar. Miré a todos lados hasta que vi a mi hermano igual de cómo lo había dejado y me alivie, pero lo más extraño fue que ya el joven no estaba con nosotros.
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El Planeta Único
Science FictionDestrucción, aventura, amistad... La vida puede cambiar de un momento a otro, en el peor día puedes conocer a las mejores personas y, en el siguiente segundo, estar explorando planetas en un Universo antes desconocido. Yo aprendí eso con solo 10 añ...