No pude conciliar el sueño en toda la noche, ya que me ocupaba de cuidar a los demás, tanto de las serpientes, como de las suyas. Los primeros rayos de sol que comenzaban a iluminar el día. Cuando todos despertaron, hablé con ellos y les propuse que debíamos explorar más pueblos en busca de más personas que aún pudieran estar con vida.
No recuerdo con precisión cómo llegamos ni el trayecto que recorrimos por los demás pueblos, pero sí tengo grabada en mi memoria una ubicación en particular. Mientras caminábamos por la calle principal, justo al lado de un centro comercial benéfico, se encontraba Valentín. Aunque acababa de conocer a este chico hace poco tiempo, tenía una idea general de su personalidad: obstinado y terco. Debía asegurarme de mantenerlo bajo control antes de que él intentara controlar a los demás. Todos nos acercamos a él, aunque solo yo y otras dos o tres personas del grupo lo conocíamos.
-Joel- ¡Valentín! ¿Qué haces aquí?
-Valentín- Estoy buscando a otras personas, pero no hay nadie.
-Joel- No gastes energías buscando en otros lugares. Hemos recorrido todos los pueblos desde los organismos hasta aquí.
-Valentín- ¡Ah, claro! -dijo en tono sarcástico-.
-Joel- Puedes unirte a nosotros si así lo deseas, pero debo saber una cosa: ¿estás dispuesto a hacer lo que yo te ordene sin poner resistencia?
-Valentín- Por supuesto que no. Ni tú ni nadie puede decirme lo que puedo o no puedo hacer.
-Joel- No puedo dejarte aquí, pero tampoco tienes nada que aportar al grupo. Tu presencia no es obligatoria. Sin embargo, tampoco podemos abandonarte cruelmente. Tú decides: unirte o enfrentar la muerte.
Cuando pronuncié la palabra "muerte", Karol, una de mis compañeras y amiga cercana, corrió hacia mí suplicando piedad por aquel joven. Olvidé que Karol y Valentín habían comenzado una relación hacía aproximadamente dos días, lo cual ya era suficiente para que Karol intercediera por su vida. Al ver las lágrimas deslizándose por las mejillas de Karol, decidí darle otra oportunidad a Valentín. Le ordené a mis dos guardias que lo tomaran de los hombros y lo obligaran a inclinarse ante mí. Ambos accedieron de inmediato y se acercaron al joven, quien, debo admitir, estaba en muy buenas condiciones físicas y musculares. Lo sujetaron de los hombros y se notó el esfuerzo que les costó hacer que Valentín se arrodillara.-Joel- Ahora tienes tu última oportunidad. Decide: únete al grupo o mueres fuera de él.Valentín, agarrado de las manos y arrodillado en el suelo, luchaba por levantarse, pero no tenía otra opción. Ante la afirmación de aquel joven, Valentín aceptó ser leal y obedecer ciegamente a mi. Todos los demás miembros del grupo, conmovidos por la situación, decidieron arrodillarse también ante mí, excepto dos de mis amigos, Felipe y Carlos, quienes se mostraban sorprendidos por lo que presenciaban. Debo admitir que fue un momento que me causó cierta vergüenza, pero era necesario mantener el orden frente a los demás para poder sobrevivir y resolver el misterio de las personas desaparecidas. Al ver que Felipe y Carlos no se arrodillaban y me miraban confundidos, les hice una seña con los ojos para que también se postraran, viéndome feo, aunque me miraban con desaprobación. Finalmente, se arrodillaron.
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El grupo
Science FictionNarra la historia de un grupo de estudiantes, que tratan de sobrevivir despues de que misteriosamente el resto de la humanidad haya desaparecido sin dejar rastro.