El conocimiento es poder

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Después de que todos se inclinaran ante mí y me nombraran oficialmente líder, decidi guiar a todos y regresar al supermercado donde había encontrado a Ulises. Nos reunimos nuevamente en ese lugar, y organicé al grupo en equipos de cuatro personas. Les di instrucciones claras: debíamos buscar todos los libros que pudiéramos, evitando los infantiles y enfocándonos en aquellos que ofrecieran conocimientos valiosos. Todos se dispersaron por el pueblo, y cada libro que encontraban, lo traían al supermercado

Una vez que terminamos la recolección, reunimos los libros en una sección designada del supermercado y los organizamos cuidadosamente. Las pilas de libros crecían ante nuestros ojos, representando una fuente de sabiduría en medio del caos. Me sentí emocionado por el potencial que aquellos volúmenes contenían para enriquecer nuestras vidas y enfrentar los desafíos que aún nos esperaban.

Con los libros a salvo, decidimos explorar la única biblioteca del pueblo, llamada Coin. El buscar libros y más que nada de medicina era mi única prioridad por el momento, nos dirigimos hacia ese lugar. Sin embargo, al llegar: los estantes estaban vacíos, sin un solo libro en su lugar. El silencio sepulcral de la biblioteca resonaba en mi mente. Era consciente de que nuestra tarea de preservar la sabiduría de la humanidad se volvía aún más crucial. Sentí el peso de la responsabilidad y la necesidad de transmitir el legado de generación en generación.

Pasaron 1 o 2 años desde aquel día en la biblioteca. Nos habíamos establecido en un hermoso terreno plano rodeado de árboles y naturaleza. Las serpientes ya no representaban una amenaza constante, y habíamos construido refugios que nos brindaban cierta comodidad en medio de la adversidad.

En este tranquilo entorno, asumí mi papel como líder. Coordinaba las tareas diarias, distribuía los recursos y velaba por el bienestar de todos. Había montado una pequeña tienda donde intercambiábamos productos y compartíamos información relevante para nuestra supervivencia.

Un día soleado, mientras atendía la tienda, Juan entró.

-Juan- ¡Joel, necesitas que haga algo?

-Joel- Puedes ir a revisar las trampas del río

-Juan- Simon- y se fue

El sol continuaba su recorrido en el cielo, iluminando nuestro campamento. La vida cotidiana del grupo continuaba. Yo me encontraba en mi tienda, leyendo algunos libros de medicina, los demás no eran buenos lectores y yo debía estar preparado para emergencias

Felipe entró apresuradamente en mi tienda,sin siquiera pedir permiso, su cara mostraba algo de desesperación y miedo

Felipe- necesito que vengas conmigo, algo esta pasando....

Me miro fijamente a los ojos mientras el recuperaba el aliento, se notaba que había corrido para llegar lo más rápido posible a mi

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2023 ⏰

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