ocho

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—ocho: chifuyu—

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—ocho: chifuyu—

Primer lunes sin tener que levantarse temprano para preparar e impartir clases, un suave suspiro en el año que Chifuyu solía disfrutar mucho. No tenía que dar clases pero tenía que ir a recoger parte de su material por lo que al bajar las escaleras de su casa escuchó con claridad la voz de Draken y Mana resonando por la cocina, también percibió el olor a tortitas provenir del mismo sitio y las voces a conjunto de Nara y Manjiro cantando al compás.

Disfrutaba de sus vacaciones porque su familia estaba con él la mayoría del tiempo.

—¿No es muy temprano para que te levantes? —Objetó Ken atrapando una taza de café que Mikey servía con los ojos medio cerrados.

—Tengo que pasar por el instituto y recoger parte de mi material... —Dijo cabizbajo arrastrando la silla más cercana, el otro asintió satisfecho con la información, a su lado Nara dejó de cantar y le vio somnolienta— Buenos días, Nara. —Saludó y peinó sus cabellos desordenados.

—Buenos días tío Fuyu —Murmuró ella sonriendo, el par de hoyuelos se pintaron en sus mejillas y él le devolvió la sonrisa.

Las tortitas en el centro de la mesa iban desapareciendo mucho más rápido de lo esperado y Chifuyu logró hacerse con una antes de que el dúo mini las cazara todas. Manjiro sirvió una taza de café con leche condensada para el tigre y al mismo tiempo le pasó la mermelada de fresa que suele echarle a sus tortitas. Chifuyu se sentía muy consentido en esa familia.

Para las niñas, lo elegido por Ken era zumo de naranja sin azúcar y Mikey prefería darles leche con chocolate en polvo pues seguían siendo pequeñas y algunas veces siente que son muy presionadas por su otro padre. Así que ese día había ganado el Omega, dedicándoles una sonrisa victoriosa a ambas cuando voltearon a verle tras beber su leche.

Draken y las tortitas eran muy compatibles, tanto así que Manjiro preparó para él cinco unidades y el tarro de mermelada de arándanos era todo suyo. En cambio, Mikey tenía una tacita de café con un poco de azúcar y tomó una tortita antes de que se extinguieran.

—¿Quieres que te acompañe? —Mikey le preguntó meneando sus labios y con sus mejillas llenas de masa de tortitas.

Rápidamente el tigre negó suavemente y dio un sorbo a su café.

—No hace falta, volveré rápido. —Respondió feliz.

Una vez más podía recalcar que amaba a su familia. Nara frente a él terminó su segunda tortita y comenzó a hacerle pucheros a Draken para que la dejase tomar más leche con chocolate.

Unos minutos más tarde, Chifuyu subió las escaleras y entró a su habitación para prepararse y salir. Hacía calor y el sol apretaría mucho más en las siguientes horas, justo cuando todo el mundo sale de sus trabajos de comer y las temperaturas se suben por las nubes impidiéndoles avanzar en las carreteras. Por eso solía utilizar el metro, aunque realmente le denegaron el carnet de conducir cuando le diagnosticaron TDAH. Mikey conducía y el trayecto del instituto a casa no debería durar mucho más de treinta minutos ida y vuelta, pero ir de copiloto con Manjiro conduciendo significaba escuchar algún cotilleo del barrio con la radio de fondo.

Rawr Me | BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora