1. Cartas

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Me considero una persona muy pasional, amo todo lo que tiene que ver con el amor, aunque mi vida nunca haya girado en torno a ello.

Obviamente me había enamorado, amor platónico, el primer amor, el amor recíproco, pero inalcanzable y el amor imposible.

Cada que me enamoraba perdidamente de alguien escribía una carta para esa persona.

¿Por qué?

Sentía que de esa manera podía confesar como me sentía sin decírselo abiertamente, porque nunca enviaría las cartas, es como una manera de desahogar ese amor que prescindía en mí.

Cerré el cajón de mi escritorio con seguro, puse la llave abajo de aquel soporte que tenía un pequeño escondite donde estaba una foto mía con mis hermanas.

La puerta se abrió de repente, era Ari.

—Ama no puede venir, quedo en jugar con Aldo, Molly y Rocío — anuncio — ¿Qué hacías?

—Nada, solo acomodando unas cosas para la cena de mañana.

—¿Ya bajas? — asentí.

Me acerqué a ella y bajamos juntas a la sala de mi casa.

—¿Qué vamos a ver? — pregunté.

—Ya sabes "Mi amiga la sirena".

Ari, Ama y yo teníamos una pequeña tradición, ver películas, cualquier día de la semana, a veces invitábamos a Sam, pero era algo más de hermanas.

De las tres yo era la menor, por lo cual me quieran más a mi, no mentira o ¿Sí?

Todas vivíamos aparte, ellas con sus esposos y yo sola en mi casa.

Admiraba mucho el amor de ellas dos, era tan perfecto, siempre había querido algo asi para mí, pero solo obtenía desgracias.

Era un sábado en la noche y aunque la mayoría salía de fiesta, yo me la pasaba encerrada en mi casa, sabía que mis hermanas estaban algo cansadas de esto, venir a ver películas por mi cuando claramente podrían irse con sus amigos de fiesta.

—Ojalá algún día encontrara un amor como el de las películas — murmure.

Había tenido un día muy cansado que nunca sentí cuando me quedé dormida.








[...]









—Ya está — informe para mi mejor amiga.

—Gracias Dada — agradeció Samy — ¿Puedes llevar la ensalada afuera?

—Claro, ¿Ya vas a terminar con eso? — señale e puré de papa que estaba haciendo.

—Si tranquila.

Salí de la cocina y fui al patio donde estaban todos.

La mayoría estaba en la mesa conversando, Felix o mejor conocido como producción, estaba terminando de asar las carnes mientras charlaba con Osvaldo que volteo a verme.

Deje la ensalada en la mesa y tome la cereza que había dejado en la mesa.

—Ya llego, Quackity — anuncio la rubia apareciendo de la nada — Y ya está el puré, todos siéntense.

Cada uno tomó asiento. Alex saludaba a todos a su alrededor, yo estaba frente a él, pero solo me dio solo una sonrisa tímida.

Qué raro...

La comida continuó a gusto, la verdad es que desde que llegué estuve en la cocina y no tuve tiempo de charlar con nadie, además de Sam.

Me alejé un rato de todos para ir a la cocina por una soda, ya había sobrepasado mis límites de alcohol.

Me detuve en el pasillo al chocar imprevistamente con Alex.

—Perdón, no te vi — me disculpé.

—Te estaba buscando — mencionó y lo mire confundida.

—¿A mí? — cuestione intrigada — ¿Por qué?

—Mira, Ada — comenzó — De verdad me siento halagado por tus cumplidos y que te guste mi sonrisa — ahora estaba más confundida — Pero lo nues...

Desvíe mi mirada al bolsillo de su buzo, de donde saco un sobre con un estampado familiar.

Abrí mis ojos y leí perfectamente con aquella letra cursiva que conocía tan bien... "Para: Quac..."

Sentí que el aire me faltaba.

Esto no es real...

Esto no es real...

Veía al chico de cabello largo hablar de la manera más seria, pero mis oídos no servían en ese momento.

¿Cómo es que esto sucedió?

—Ada — habló una tercera voz y me voltee.

Osvaldo estaba parado al final del pasillo con la carta en su mano.

Mierda...

¿Qué hago?

Mire a Quackity que seguía hablando.

—Mi celular está sonando, ¿Qué? — me excuse patéticamente.

Saque mi celular fingí una llamada.

—¿Nicki?, hola amiga — camine hacia la puerta — Si, si dime.

Salí de la casa y salí corriendo por el vecindario esperando encontrar un taxi.

¿Qué pasó?

¿Por qué tienen las cartas?

A todos los chicos de los que me enamoré || Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora