10. Familias

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Aunque no tuve tanta fe para esto, nunca creí que lo de Alex y yo durará mucho casi dos meses en esto y nos tocó celebrar Navidad juntos.

Bueno, no tanto...

Él vendría a la reunión de mi familia después de las doce y cuando ya estemos un rato conviviendo iríamos con su familia.

Me hubiera gustado mantener a las familias al margen de esta situación, es decir, Alex conocía a mis hermanas y cuñados, pero yo no conocía a su familia, además de su hermana que lo acompañaba siempre a los eventos.

Presentarnos mutuamente era un paso muy oficial para la relación, pero llevábamos poco tiempo y sobre todo esto era falso.

¿Cómo se suponía que haría cuando terminemos?, ¿Tendría que contarle todos a mis padres o vivir con la mentira hasta que muera?

No lo sabía y eso me aterraba un poco.

—¿Por qué estás solita? — pregunto Ama mientras se sentaba a mi lado — ¿Todo bien, Dada?

—Creo que ya extraña a Quackity — menciono Ari y rodé los ojos con una sonrisa — No lo negaste.

Mire a mis hermanas, las adoraba, ellas eran mi mundo y odiaba tener que mentirles de esta forma.

A veces quisiera gritarlo y comentarles todos mis sentimientos confusos para pedirles ayuda porque me era imposible no sentir algo por Alexis.

—Pero de verdad, ¿Qué te pasa? — pregunto mi hermana del medio — Ahora último solo pasas pensativa.

—No es nada — conteste y las chicas me miraron serías — Solo pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida.

—Quackity te hace muy feliz, de eso me he dado cuenta — menciono Ama y sonreí.

—Los ojos te brillan cuando hablas de él — aporto Ari.

—Si... Me gusta mucho — fui sincera — Pero me da algo de miedo.

—¿Qué cosa? — pregunto mi hermana mayor.

—El futuro.

Mis hermanas se acercaron a mí y me abrazaron.

—Tranquila, Dada — hablo Ari mientras acaricia mi espalda — Juan y yo supimos enfrentar la distancia, yo creo que Quackity y tú van a durar mucho tiempo, ustedes se quieren mucho.

Ojalá...

—Hablando del Rey de Roma — murmuró la castaña — ¡Quackity!, Llegaste en buen momento.

Mis hermanas de levantaron y lo saludaron.

—Los dejamos solos.

Alex se sentó a mi lado y tomo mi mano.

—¿Está todo bien? — pregunto con un ligero tono de preocupación.

—Solo estaba hablando con mis hermanas — mencioné.

—¿Segura? — asentí.

—Ven — me levanté y estiré mi mano — Vamos para que conozcas a mis padres.

El chico de negro entrelazó nuestros dedos y caminamos hacia la mesa principal donde estaban mis padres junto a la mamá de Juan y los padres de Filis.

—Perdón por interrumpir — me disculpé — Papá, mamá, quiero presentarles a mí novio.






[...]






Todo salió mejor de lo esperado, de hecho, mi papá y Alex se llevaron muy bien por el lado de mamá, ella siempre había adorado al chico desde que lo conoció.

—Tu papá es muy agradable — menciono Alex al llegar a mi lado.

El chico miro su reloj.

—Ya pasaron dos horas, creo que ya es hora de ir a que conozcas a mi familia — anuncio el de gorro.

Nos despedimos de todos y salimos.

Alex abrió la puerta para mí y le agradecí.

"Chiquitita" de ABBA se empezó a reproducirse en la radio y sonreí.

Era una de mis canciones favoritas, cuando era pequeña la escucha con mi abuela y la adoraba.

—Primero iremos a mí casa, es que olvide los regalos de mis hermanos — anuncio Alex.

—Está bien.

Los minutos pasaban hasta que llegamos a una linda casa con un ambiente alegre.

—Mi familia es algo numerosa — informo el pelinegro antes de bajarse del carro.

—Tranquilo, se ve divertido todo — mencioné con una sonrisa.

Adoraba este tipo de ambiente familiar.

Alex me dio una sonrisa y tomé su mano antes de que ingresáramos a la casa.

—Alexis, hasta que llegas chamaco — hablo un señor mayor.

La familia de Quacks fue muy dulce y amable sobre todo su mamá, fue tan linda siempre a mi disposición y sobre todo me dio la última rebanada de la torta que hizo.

Pasamos alrededor de una hora y algo con su familia hasta que mi novio falso vino a dejarme a casa, pero terminamos contemplando las estrellas desde el tejado de la casa.

Aun había familias que seguían con la fiesta a tope, pero por suerte la música no se escucha para nada fuerte.

—Gracias por compartir la torta conmigo — menciono Alex que estaba a mi lado.

—Me debes una comida, tu mamá me la dio especialmente para mí y yo tuve que sacrificar este delicioso postre — comente y el chico rio.

—Ya es algo tarde — musito el pelinegro — Creo que ya debo irme.

Mire la hora en mi celular, las cuatro de la mañana marcaban.

Estábamos tan a gusto conversando que los minutos habían pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Quacks se levantó del suelo y imite su acción.

—Oye… — el chico me observo — ¿Qué tal si te quedas a dormir?

La pregunta le tomo de sorpresa, sus mejillas estaban ligeramente rosadas.

—Me refiero a que es muy tarde y me sentiría más tranquila si te quedas, no quiero que te pase nada — murmuré lo último.

—Puedo ir a mi casa sin problema — enuncio Alex.

—Yo sé — sonreí — Pero ¿Qué tal si pasa algo en el trayecto de aquí a tu casa?, queda algo lejos y peor en fecha festiva, quédate — pedí.

—Bueno, si insistes — reí levemente.

—Genial, entonces… prefieres irte a dormir o continuar con nuestra platica de señoras.

—Preparemos chocolate — sugirió el chico y asentí con una sonrisa.

A todos los chicos de los que me enamoré || Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora