Cap 34

2.7K 316 13
                                    

Londres, Inglaterra.

—Sigue inconsciente. Debemos esperar a que él decida despertar—me informa el médico y asiento respirando profundo

Han pasado doce horas, dónde diez de ellas fue esperar con un nudo en la garganta mientras Christopher era operado por una presión en el cerebro.

Creemos que fue un escombro en la explosión lo que lo golpeó en la cabeza y por intentar huir él no le tomó la importancia que debía.

—¿Puedo verlo?—pregunto y asiente

—Por supuesto, sígame—me guía lejos de la sala de espera y respiro profundo jugando con mi anillo de compromiso

Estoy enojada, sumamente enojada, pero también estoy preocupada por Christopher, por su estado. Si bien lo que hizo fue muy grave, sigue siendo mi prometido y el hombre que he amado durante casi toda mi vida.

Entro a la habitación y muerdo el interior de mi mejilla cuando mis ojos se llenan de lágrimas que luchan por salir.

Hay una venda alrededor de su cabeza, se ve pálido y débil recostado en esa cama, inconsciente. Odio verlo así.

Cierro la puerta detrás de mi antes de acercarme a la camilla y tomar su mano sintiendo su piel fría que me hace respirar profundo para no echarme a llorar.

—Aún te detesto—murmuro dejando salir las lágrimas—. Odio que hayas mandado a la mierda lo que hablamos, que hayas hecho que yo tuviera ese... ataque. ¿Pero sabes qué odio más? Odio no poder dejar de amarte sin importar lo que hagas.

—Kiara—escucho a mi madre y respiro profundo limpiando mis lágrimas antes de darme la vuelta para verla—. ¿Cómo está?

—La cirugía salió bien—me encojo de hombros—. Yo...

—Escuché lo que hizo—me interrumpe y frunzo el ceño sin entender—. Escuché que te encerró para que no vieras a Antoni y terminaste en el hospital.

Asiento

—Eso hizo, ¿por qué te importa? No es que te importe mi bienestar y esto tampoco arruina tu imagen de Christopher ya que nunca te cayó bien—bufo

—¿Entiendes lo que pasa, Kiara?—cuestiona acercándose a mi y tomando mis manos—. Te encerró, terminaste en el hospital. ¿Qué será lo próximo que haga?

Me zafo de su agarre mientras niego sin poder creer lo que está insinuando

»Christopher es un hombre violento—insiste severamente—. Pelea en el Mortal cage, es agresivo. Dime, ¿con quién crees que va a desahogarse algún día? ¿Qué crees que va a pasar cuando se enoje demasiado?

—Mamá, entiendo que tengas esa imagen de Christopher, pero él nunca haría algo como eso—la miro a los ojos y ella niega—. Una cosa es que sea un hombre... fuera de lo común y que participa en peleas a muerte; y otra cosa es ser un abusador, golpeador de mujeres.

—¡Es Christopher Morgan!—grita y aprieto mis manos en puños—. Él no tiene límites, Kiara. Estás loca si creer que el nunca va a golpearte; ni siquiera entiendo porqué estás tan segura de que nunca va a hacerlo.

—¡Porque soy su mundo!—grito—. Yo soy su vida, mamá. Él podrá ser todo lo que tu quieras pero jamás me pondría un dedo encima, no de esa forma.

Christopher es un hombre violento, sin escrúpulos, un asesino. Pero yo también puedo serlo, y me gustaría que mi madre de una vez por todas dejase de creer que soy una niña a la que ella puede controlar.

He sido novia de Christopher durante años y ella siempre ha intentado separarme de él alegando que no es el hombre correcto, que es violento, y mil palabras más que no me interesan.

Ella ni siquiera se ha molestado en notar como me trata, lo que hace para hacerme feliz, para complacerme. Ella solo acepta su imagen de Christopher y no le importa cuan feliz sea yo.

Sabe que Christopher no va a tocarme, sabe que yo nunca estaría en una relación como esa. Es solo ella intentando manipularme y meterme ideas en la cabeza para que lo deje.

—¿Escuchas lo que dices?—cuestiona—. Suenas como una víctima de...

—¿De tus mentiras?—la corto—. Yo no soy una víctima de tus mentiras pero ¿sabes quién si lo es? Mi hijo. Mi hijo murió por tus mentiras, por las de mi padre. Y espero que cargues con ese peso por el resto de tu vida.

—Eso no fue mi culpa—sus ojos se llenan de lágrimas y bufo—. Nosotros solo intentábamos protegerte...

—Oh, y lo hiciste muy bien—ironizo—. ¿Sabes qué? Lo mejor es que vuelvas a Dubai con papá, yo no quiero verte.

—Hija, solo busco lo mejor para ti—intenta defenderse

—¿Buscándome un esposo desde los quince años?—cuestiono—. ¿Diciéndome qué vestir?, ¿qué decir, ¿qué hacer?. Pues te tengo una noticia, intentar imponerle tus tradiciones y creencias a tu hija no es buscar lo mejor para ella.

»Te opones a lo que me gusta, a lo que deseo, a lo que...—miro a Christopher en la camilla y respiro profundo—, a lo que amo—vuelvo a mirarla—. Te salvé porque te amo y eres mi madre, pero ya estoy harta de que siempre hagas esos malditos comentarios de moralista creyéndote la persona más correcta del mundo. Mejor vete y no vuelvas si eso seguirá así.

Ella respira profundo antes de darse la vuelta y salir de la habitación con un portazo.

«Que hermoso es tener una buena relación con tu madre, ¿no?»

—Eso fue intenso—escucho su voz y de inmediato me doy la vuelta para encontrarme con sus ojos grises—. ¿Estás bien?

—¿Te sientes bien?—pregunto acercándome a él—. ¿Quieres que llame a los doctores? ¿Te duele algo? Yo...

—Estoy bien—toma mi mano y la lleva a sus labios obligándome a respirar profundo cuando una presión en mi pecho hace que mis ojos se llenen de lágrimas—. No llores...

—Debo ir a Moscú a presentarme con mi superior—lo interrumpo—. Quizás me quede un par de semanas.

Cuando mi jefe llamó para pedir que me presente en la central de Rusia lo vi como una oportunidad para respirar tranquila por un par de días. Para pensar en lo que pasó y en si debo confiar en Christopher luego de lo que hizo.

—¿Por qué?

—Sabes porqué—aparto mi mano—. Iré a tu casa y recogeré algunas cosas...

—Nuestra casa—me corrige y niego sintiendo mi pecho doler—. Kiara, escucha...

—Es tu casa—lo interrumpo—. Y yo voy a volver a mi casa, dónde pensaré si vale la pena pasar el resto de mi vida con un hombre que me miente y... hiere.

—Dijiste que me amabas sin importar qué haga—me mira a los ojos y bufo—, me dijiste que no ibas a irte, Malika...

—No intentes hacerme cambiar de opinión con eso—niego—. Cometiste un error, uno que me duele demasiado y... necesito respirar.

Saco el anillo de mi dedo y se lo entrego.

»No estoy rompiendo contigo, al menos no por ahora—respiro profundo—. Lo siento mucho, pero si no hago esto probablemente voy a terminar sobrecargándome y no quiero eso.

Me inclino y dejo un casto beso en sus labios.

»Es solo un tiempo, necesito pensar—murmuro y cierro los ojos cuando una lágrima resbala en mi mejilla—. Y tú necesitas reconsiderar si tu mentira y tus acciones valieron la pena.

Me enderezo y lo miro un par de segundos antes de darme la vuelta saliendo de la habitación.

Destined [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora