Capítulo 24: La razón de mis problemas

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Las semanas pasaban y yo no podía estar más feliz, es cierto que nuestra situación estaba un poco fuera de lo común, o bueno bastante, a decir verdad, pero habíamos aprendido a vivir así, mi relación con Fernando crecía cada día más y realmente sentía su amor, era verdadero, genuino y puro, como siempre lo había sido. Con mi embarazo todo marchaba de maravilla, ya tenía ocho meses y cada vez estábamos más cercanos a recibir en nuestros brazos a nuestro pequeño angelito. Fio cada día estaba más grande y con muchas ocurrencias, todo lo que aprendía en la escuela nos lo contaba y amaba ir al colegio, le encanta estudiar, ir a clases y también jugar con sus compañeros. Los fines de semana los pasamos siempre en familia, todos los Mendiola-Villarroel, también la familia Carvajal Ángeles, Mora Ferreira y por supuesto mis papás, cuando estamos todos reunidos pasamos tardes increíbles, amor ver a mi niña correr por todos lados jugando con sus primos, que, aunque todos son hombres ella se impone y siempre la respetan, la tratan como una igual y eso me fascina, todos están creciendo como buenos niños.

M- Don Fer, con permiso, es que afuera hay una señora que dice que lo conoce y que necesita hablar con usted urgentemente.

F- ¿tiene cita?

M- no señor.

F- que extraño, está bien Martha, hazla pasar.

M- claro, ya se la mando.

F- gracias.

Toc toc toc

F- pase.

C- bom dia Fernando.

F- ¡Cecilia! Hola, no esperaba verte por acá, pasa por favor.

C- ¿cómo estás?

F- muy bien gracias.

C- me enteré de tu accidente, estuve muy preocupada, pero no tenía forma de contactarte, ¿estás bien?

F- dentro de lo que cabe si Cecilia, estuve en coma un mes y luego cuando desperté pues nos dimos cuenta que tuve amnesia, la cual aún persiste, voy a terapia todas las semanas para estimular la memoria, pero aún no ha habido resultados.

C- no sabes cuánto lo siento, ¿no recuerdas nada?

F- no, lo último que recuerdo son acontecimientos de hace casi 9 años, imagínate que recuerdo justo el día en que contraté a Lety, mi esposa, como mi secretaria.

C- o sea que su historia de amor ¿no la recuerdas?

F- desafortunadamente no, pero ella y yo estamos bien, estamos en paz con nuestra realidad y no perdemos la fe de que algún día logre recordarlo todo nuevamente.

C- espero que así sea, eso quiere decir, que tampoco recuerdas cuando tú y yo...

F- nos casamos, no, tampoco lo recuerdo, lo sé porque Lety me lo contó todo.

C- bueno pues déjame de nuevo darte las gracias por todo lo que hiciste por mí y déjame también pedirte perdón.

F- ¿perdón? ¿por qué?

C- ¿qué sabes del accidente que sufriste?

F- no mucho, las investigaciones están muy lentas, porque al yo no recordar nada de ese día, no sabemos si recibí alguna amenaza de alguien, los frenos de mi coche estaban cortados, lo que hace sospechar a la policía que fue intencional y no un accidente del todo.

C- no tengo pruebas, pero estoy casi segura que todo esto es obra de mi hermano, de Franco.

F- ¿por qué lo dices?

C- cuando sucedió todo lo de la herencia y pude cobrarla y quedarme como directora de la empresa, él se molestó muchísimo, y me dijo que no se quedaría de brazos cruzados, que haría todo lo que estuviera a alcance para destruir a quienes me habían ayudado a conseguirlo y eso te incluía a ti. Cuando me enteré de tu accidente, Franco me dijo que no tardaría mucho para que te murieras y que llegara tu fin, pero nunca se atrevió a decirme si en verdad él provocó tu accidente. Desde ese día no lo he vuelto a ver, ha estado desaparecido.

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