Cap. XV

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—¡¿Cómo pude pedirle eso?!

Dentro de su habitación, sentado sobre la cama se pasó los dedos entre sus cabellos con apesadumbre. Todo fue como un artilugio que jamás planeo, las palabras se dezlizaron solas sobre su boca.

Sosiego se miró al espejo, con el rostro rojizo por la vergüenza. Jamás se había sentido ni visto de tal manera. Chachamaru se acercó a sus pies y comenzó a restregar su cuerpo ronroneando en aquella zona. Él se agachó para tomarlo entre sus brazos y meditó unos segundos mientras acariciaba al minino. Después de ordenar sus pensamientos, lo dejó sobre la cama y se dirigió a su closet, miró toda la ropa detenidamente, pero nada le agradaba para esta ocasión. Sin más, tomó lo que mejor se veía y comenzó a cambiarse. Una vez listo, se miró nuevamente en el espejo para acomodar los tirantes de botón que sujetan su pantalón. Por su mente cruzaban tantas escenas vergonzosas y otras no muy agradables. ¿Lo haría bien?

Saliendo de su habitación, bajó las escaleras, sentándose en el sofá para seguir esperando a Nezuko. Pasaban los minutos y la intriga se hacía más grande, no podía estar más impaciente.

—Estoy lista.

Esas palabras fueron un balde de agua fría recorriendo su cuerpo. Estaba delirando por la emoción. Miró a su lado, viendo a aquella dama con un kimono perfectamente acomodado, color blanco con detalles floreados y ese inigualable  escote en "v"  que se mira muy bien, solo que el peinado pareciera que está por deshacerse.

—¿Vamos? —le dice ella.

Yushiro se levantó rápidamente y caminó a la puerta, dejando que ella saliera primero. Nezuko agachó la mirada incomoda y empezó a caminar lado a lado con él.

¿Se veía muy exagerada para la ocasión, o quizá le faltó más accesorios?

—Te vez hermosa.

No, no, hacía falta nada más.

—Gracias... —susurra nerviosa.

—¿Tienes algún lugar en mente? —le dice él.

—Realmente no lo sé. No conozco nada por aquí... Creí que lo tenías planeado.

Yushiro avergonzado por aquella respuesta la miro de reojo y trago en seco.

—Creo saber donde podemos ir.

—Hum, aunque me gustaría ir al lugar que más te gusta. Así podría probar algo que te guste de verdad.

—Hace mucho no salgo... Pero sé donde podríamos ir.

La Kamado seguía a Yushiro, se encontraba en una situación muy peculiar, esto no había pasado antes con nadie más, ni siquiera con Zenitsu que es la persona con más intentos de cortejarla.

Cada que miraba al joven demonio frente a ella le latía con inclemencia el corazón, aunque él no la estuviese mirando o tocando.

—Es aquí. Perdón si te hice caminar mucho.

La Kamado miró detenidamente el lugar.

—Han cambiado cosas, realmente se ve mejor que antes —menciona Yushiro.

Este tomó sutilmente su mano, y caminó por enfrente para buscar la mesa con mejor vista. El ambiente era extremadamente cálido, y eso que era invierno.

Nezuko enrojecida se limitó a seguirlo. Tomar su mano fue inesperado, no sabía si era superstición pero sentía como sudaba su palma al compás de sus latidos, esperaba que no fuera algo asqueroso para él, pero no lo podía controlar. Yushiro al momento de encontrar mesa, la miró, ella hizo lo mismo, pero fue más discreta y tardó un par de segundos más en mirarlo a los ojos.

—En verdad te vez espectacular —menciona él, guiando con su mano a Nezuko al asiento y soltando su agarre.

—Gracias, otra vez —le dice con una pequeña sonrisa avergonzada—. Por cierto, te queda muy bien esa ropa, no te había visto así...

—¿Crees que me veo mejor así? —le dice mientras toma asiento frente a ella.

—Me seguirías gustando... Como sea que te vieras.

La mirada del chico quedó clavada en ella tras aquellas palabras, deteniendo el tiempo en sus dulces ojos rosa. La forma tan sutil con la que conectaron sus miradas fue un chispazo dentro del pecho de ambos.

Nezuko, una joven humana en el punto perfecto de su juventud, no quería seguir cohibiéndose a sentir tanto por aquel demonio tan perfecto a sus ojos. La sensación gratificante en su estómago le murmura "dile esto, haz aquello", con la misión de llamar más su atención.

—¿Estás segura de eso?

Estaba muy segura de lo que empezó a sentir, y no iba a retractarse.

—Lo estoy.

El joven sonrió ligeramente mostrando los dientes y bajando la mirada.

—Espero que sí —le dice mientras la vuelve a observar.

Nezuko le sonrió e inmediatamente fue correspondida por él con una sutil risa.

Después de comer y conversar un poco, salieron del recinto. Muy a gusto caminaron lado a lado, con las luces amarillentas y el frío del clima daban un andar ideal.

—¿Ya quieres regresar a casa? —le pregunta Yushiro.

—¿Tú quieres?

—No, no lo digo por mí.

—Ya hace un poco de frío... Tal vez sí deberíamos.

—Si quieres caminar más, yo te sigo, y si quieres volver a casa también lo haré.

Nezuko ladeó el rostro y asintió levemente.

Fueron regreso a casa, extrañamente sin mencionar una sola palabra. Nezuko se miraba serena, pero él se encontraba tenso por el silencio. ¿Qué podría cortar su distancia? De soslayo la divisó y con valentía recogió su mano para entrelazarla con la de él. No sabía que reacción hizo, solo siguió caminando. Nezuko asombrada correspondió la acción. Un solo tacto de él en ella la estremecia por completo. Era más cálido cada vez. Se junto a él más de lo normal, casi parecía que intentaba tomarlo del brazo en vez de solo tomar su mano. El médico se percató de la confianza que ambos radicaban y dentro de él se sentía verdaderamente feliz, ese momento lo lleno de paz. De ese modo parecían una pareja, una como las que ha leído por años, como los enamorados que se miran a los ojos y enlazan sus corazones sin siquiera tocarlos.

Amar es breve, olvidar es largo...

Amar es breve, olvidar es largo

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Pinta En Mis Labios [Yushiro X Nezuko] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora