Carta

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Please don't stop until my heart no longer screams
—HIM








Quiero que ardamos los dos... a través del beso; del cielo nocturno apuntándonos; diciéndonos que permanezcamos juntos... para siempre. Porque nos pertenecemos.

...

Los labios se habían juntado, y nadie había sido espectador de eso, excepto el mismo cielo, el cual Mai ignoraba por permanecer con los ojos cerrados, entregada al beso.
Trunks aprovechó el momento; lo que le decía y exigía su corazón de joven enamorado y ardiente, y pegó más los labios a los suyos, a los de la hermosa doncella débil que estaba aún entre sus brazos. El beso se había vuelto un poco apasionado, pero Mai no se resistió, por el contrario, incentivó a <<su Trunks>> para que fuera más profundo; llevó la mano a su nuca e introdujo los dedos entre los cabellos que cubría el casco de aquel superhéroe. Trunks no podía parar. Se sentía arder; tanto, que pensó que le haría el amor ahí mismo, por tanto, se vio obligado a detenerse. Se separó de ella antes de ir más lejos, además, su identidad estaba en peligro. Con el movimiento de su mano casi le descubría la cabeza.

Trunks, agitado, se alzó un poco. —¿E-estás bien? —le preguntó a su amada.

Mai abrió por fin los ojos y sonrió para él. —Ajá —asintió dulcemente, como nunca le había hablado en la vida, lo cual derritió el corazón de Trunks.

—Me alegra escucharlo —le dijo con una sonrisa. El superhéroe se puso de pie con amargura, pues no quería romper el beso; quería quedarse fundido en los labios de Mai por toda la eternidad; vivir ahí, en ellos.

Con el corazón molido y al mismo tiempo contento, se llevó los dedos índice y medio de la mano izquierda a la sien, y con esta pose heroica se despedía. —Me marcho, señorita. Que esté bien.

Mai suspiró hondo y se levantó en cuanto el príncipe azul desapareció. No supo si era Trunks, aunque era imposible, ya que él estaba en el futuro. De cualquier forma... mantenía la esperanza. Y el corazón le vibró. Estaba enamorada... de quien fuera esa persona, porque le recordaba a él. Su sonrisa; sus labios...; su porte. ¡Tenía que ser él! Aunque era una locura. Como chiquilla enamorada se pegó al pecho su bolso y él de Brief. No pensaba en nada; solo suspiraba y se le iba el alma mirando posar al superhéroe junto con su compañero. Las multitudes los habían rodeado. Rulah observaba a los héroes enseguida de Mai. —¿No piensas que son increíbles? —le preguntó Mai, embelesada.

Rulah frunció el entrecejo y se cruzó de brazos. —Pues sí que lo son... pero sus poses son ridículas.

...

Cuando los héroes se hubieron marchado, reapareció Trunks. —Mai, perdona la tardanza —dijo el muchacho, animado.

Mai estaba ida. Trunks casi reía ante su visión. Se moría por decirle la verdad, mas no podía. Una vez más, debía sufrir a expensas de que Mai estuviera enamorado de otro... que se miraba exactamente como él... y que era él; las circunstancias se repetían. Se sintió algo ofendido por eso, sin embargo, el beso recibido aliviaba su pesar, y lo hacía sentirse en las nubes; era como haber recibido un baño purificador.

—E-está bien —le dijo Mai, sonrojada, mirando al cielo; abstraída.

—H-hay que ir a casa —le informó el muchacho.

—Ajá —asintió Mai.

...

El camino de regreso a casa se sintió increíblemente largo e increíblemente corto. El corazón les palpitaba extraño; alterado y en ratos suave; era felicidad pura. Mai se presionaba el pecho. Quería gritarlo, ¿pero a quién? Los secretos de una mujer no se cuentan a un hombre, por lo mismo, Brief no era el indicado para recibir esa información. Quizá... lo guardaría para ella misma... en el rincón más dulce de su alma; el beso le daría fuerza en el futuro venidero.

Katherine WheelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora