Capítulo 2

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Maika.

—¿Ésta? —saqué del placard una remera negra. —¿O ésta? —remera azul con dinosaurios.

—La negra. —dijo Byron, muy seguro de su respuesta.

—Bueno, negra lisa, cuanto estilo eh. —dije, sarcásticamente.

Se la coloqué, para después ponerle sus zapatillas.

—¿Y va a ser divertido mami? —preguntó.

—Emm, sí, esperemos que sí.

Un rato después salimos del edificio, comenzando el camino hacia el jardín, ó Kinder, como le decían acá en México.

Ya era lunes, y era el primer día de Byron.

Tenía un poco de miedo, lo admito.

Capaz no le gustaba, o se sentía incómodo, raro, apartado.

Y lo entendía, entendería si no quería entrar. Era todo completamente nuevo y desconocido para él.

Minutos después de caminar, llegamos al Jardín.

Una maestra se encontraba en la puerta, recibiendo a los chicos.

Me acerque a ella con Byron de la mano.

[...]

Me encontraba haciendo un diseño en mi computadora, no me estaba gustando cómo estaba quedando.

Llevaba varios intentos para que quede prolijo, pero mi pulso no ayudaba mucho.

Me estresé, dejé la computadora a un lado, y me dirigí a la cocina del depa, a por un vaso de agua.

La casa se encontraba sola, cuando Byron no estaba todo era aburrimiento...

Él era el alma de la casa.

Hoy había entrado perfectamente, noté un poco de miedo en sus ojos antes de entrar, pero sabía que él se adaptaba rápido a las cosas nuevas. No era algo que se le dificultara.

Me quedé pensando en él, en lo que estaría haciendo ahora, si ya tendría amigos, si estaba sólo, si tenía miedo, si se estaba divirtiendo...

Miles de preguntas me atormentaron la cabeza, me quedé en blanco por unos segundos, pero el ruido del teléfono me hizo reaccionar.

Me acerqué a la mesa, tomándolo entre mis manos.

Era el Wero.

Contesté la llamada.

—¡Hola Maika! ¿Cómo estás?

—Hola, bien, bien, ¿Vos?

—Bien aquí ando, yendo a casa de mis papás ya ves. Toca almuerzo familiar. —dijo, acompañado de una simpática risa.

—Mira vos, que bien. —hablé, sin saber qué responder.

—Si. Oye, ¿Mañana tienes algo para hacer?

—Emm, no, no. Estoy libre.

—Te iba a decir que si querías venir a ver el gym, ya sabes, me gustaría que lo conozcas y no sé, podrías pasar a ver a los chicos. Les dije que estabas por aquí en Monterrey y se pusieron bien contentos. —sonreí.

—Sí, no sé. ¿A qué hora? Tengo la tarde libre, Byron sale del jardín a las 4.

—Va, entonces ¿Te parece bien si a las tres te paso a buscar? Y luego te llevo a buscar a Byron. Me gustaría conocerlo un poco más, si es que quieres y no te molesta claro.

Reencuentros ·Ronny·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora