Algo básico para sobrevivir (Segunda parte)

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La última hora la pasamos en un absoluto silencio. Sabíamos lo que significaba que nadie hubiera venido a rescatarnos. Ahora estábamos en una situación mucho más delicada, con un riesgo real de morir por deshidratación.

- Es que no sé por qué se rompió - dije con voz tímida y temblorosa, al borde del colapso.

- Otra vez con tus mamadas - me contestó él, esta vez con un odio insensible en su voz - En serio, ¿quieres saber por qué se rompió tu arnés? Pues te lo diré. Seguramente tomaste uno de los arneses que no estaban revisados. Y aún así, podrías no haberte caído, pero conectaste ambas líneas al mismo mosquetón agrietado. Parece que los operadores solo lo utilizan para colgar llaves. Pero tú de pendejo, lo agarraste como si aún estuviera en buen estado. Obviamente se rompió. No pudiste haber sido más imbécil, verdad de Dios. ¡Pero sabes qué!, el estúpido soy yo. Si no me hubiera asomado para ver qué estabas haciendo mientras jugueteabas al borde de este maldito agujero, no hubieras tenido la oportunidad de aferrarte a mi pierna y arrastrarme contigo cuando sentiste que te caías. Si muero aquí, será por tu culpa, y mi hijo vivirá sin padre, y crecerá para ser igual de inútil que tú.

          No me disculpé, no tenía palabras para hacerlo. ¿Cómo te disculpas cuando has condenado a un hombre a su muerte? Especialmente después de que me contó toda su vida. En situaciones como esa, si no tienes una forma de resolver el problema, simplemente te quedas callado. Así que eso hice, me quedé en silencio considerando todas mis opciones, aunque ya lo había hecho antes sin obtener ningún resultado. Pasaron varias horas hasta que finalmente ocurrió algo importante, la razón por la cual estoy aquí contándole esta historia.

          Recuerdo que, por primera vez en mi vida, experimenté la sensación de tener la boca seca. Es algo que la gente suele ignorar porque siempre está llena de saliva, lo cual, pensándolo bien, es algo repugnante, pero es mucho mejor que tenerla seca, créame. Mi lengua se sentía dura y áspera, como una bola de estambre, y no podía percibir ningún sabor, solo la temperatura de mi cuerpo, que hervía como la de un pollo asado.

          "¡Qué delicia sería ser un pollo asado! Así podría saborear los jugos de la carne que se desprenden cuando le das una mordidota", pensé en mi delirio. Estaba claramente alucinando, ya que tenía la mano metida en la boca. Quizás habría llegado a arrancármela para beber mi propia sangre si el dolor no me hubiera hecho reaccionar. Seguramente mi cerebro también estaba deshidratado, pero no lo suficiente como para hacer algo tan salvaje. Cuando volví en sí, sentí ganas de llorar. Probablemente lo hice, aunque no tenía lágrimas disponibles en ese momento.

          ¡Mierda, cómo odié el calor! Solía fascinarme, uno de mis recuerdos más felices es de cuando fui a la playa. Mamá me llevó durante una semana en la que, según ella, le había ido muy bien en el trabajo. No sé si eso sea verdad, pero fue la única vez que vi el mar.

          Estuve parado frente al imponente, inmenso e infinito océano. Me pregunté si alguna vez mi padre lo había visto y si, al igual que yo, se había parado de puntitas para tratar de ver el otro extremo del gigante azul. Sin embargo, él ya no estaba allí a mi lado para alzarme en sus hombros y permitirme ver más lejos. De repente, comencé a llorar, lejos de la vista y el consuelo de mi madre, lejos del único adulto dispuesto a explicarme por qué ya no podía abrazarlo, por qué ya no podía sentirlo cerca. Pero justo en ese momento, de forma repentina, con la inocencia e imaginación de un niño, volví a sentir el calor, volví a sentirme abrazado.

          Quizás eran vientos cálidos, pero algo se sintió diferente. Sentí ese calor como el consuelo de mi padre, aferrándose a mí en este clima, recordándome que él sigue conmigo incluso en la más fría de las soledades. A partir de ese momento, empecé a percibir la temperatura como un símbolo de amor. Un amor que ahora era tan intenso que, desafortunadamente, me sofocaba en un abrazo infernal de fuego.

Algo básico para sobrevivirWhere stories live. Discover now