Joao y yo estábamos en una farmacia, buscando alguna prueba de embarazo.
- Llevo todas - me dijo, desde el otro lado del mostrador.
Sonreí al verlo con esos lentes y la gorra de dominos pizza.
- Espera, qué voy a comprar algo para mi.
Fui hasta la sección de chucherías y compré todo lo que se me atravesó. Al estar yo en la casa de él, y encerrarme, no iba a tener cosas que comer.
El carrito de compra lo llené y cuando llegamos a la caja, ambos nos quedamos viendo.
- ¿Qué esperas para pagar? - le pregunté.
- ¿Acaso no tienes tu propio dinero? - me devolvió la pregunta.
- Tu ganas más que yo.
- Pero tengo una familia.
- Yo no traje mi tarjeta.
- Puedes pagar por abonos.
Joao se veía muy decidido a no pagarme las cosas, así que tuve que usar lo que más le gustaba.
- Amor... - susurré en su cuello. Inclinándome para besar su oreja - Anda, bebé.
Joao me observaba. Poco a poco fue sacando su tarjeta de crédito, la cual pasó y me envalaron todo lo que pedí. La chica, se quedó observando el nombre que había en el plástico. Se lo arrebate y caminé hasta la salida.
- De paso tengo que cargar tus bolsas.
Lo besé y entramos al auto de nuevo en silencio. La casa de Joao quedaba un poco lejos, así que me puse dormir un poco.
Cuando quise abrir los ojos, ya estaba en la cama... Sin ropa. Reí y lo miré. Estaba sentado a un lado de mi, con una laptop en las piernas, tecleando.
- Tengo hambre... - carraspeó.
Se inclinó y dejó un beso corto en mis labios.
- Tienes que hacerte la prueba.
Molesta me acurruqué en la cama, hasta que me abrazó.
- No sabrás nada si no lo haces.
Me levanté y fui por las bolsas. Entré al baño, hice lo que dijo la instrucción y esperé junto a él en la cama.
- Sabes que te amo verdad... - le dije.
- ¿Quieres ser madre? - me preguntó, con la voz en mi cuello.
- No lo sé. Hazlo tú.
No sé cuantos segundos pasé, pegada a Félix, pero cuando me soltó, con la mirada lo dijo todo.
- Negativo.
Suspiró sin mirarme la cara, y arrojó la prueba en el cesto.
- Era la emoción...
- Me tengo que ir - me interrumpió, caminado a la salida. Sin darle tiempo, le jalé el brazo, molesta.
- ¿A donde? - le pregunto, pero obviamente esquivó mi mirada.
- No todo se dice - salió y lo seguí a pasos rápidos - Deja que me vaya....
- Ok.
Resignada me alejé lo suficiente para que el portugués saliera de la casa, dejando un gran portazo qué poco más tira los cuadros de pared.
¿Se supone que él tendría que molestarse?
Claro que no, y mucho menos por eso. La prueba salió negativo ¿no? Entonces por qué se molestaba, si eso era lo que quería ¿verdad...?
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one shots - futbolistas
FanfictionPedidos abiertos. Disfruta de una vida con tu jugador preferido