Jude Bellingham.

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|Primera de últimas|

Un toque húmedo, resbaladizo y caliente, y le sacó un gran grito a Sasha. Pero lo más loco, no fue sentir algo duro, como dedos o de una verga, más bien sintió un pedazo de carne suave y mojada. Efectivamente, era la lengua de Jude.

Sasha soltó un quejido al sentir como Jude arremolinaba su lengua, y empezaba a lamer con más intensidad. Desconociendo totalmente su cuerpo, y como reacciona al sentir todo eso, cierra sus ojos con fuerza.

Pudo sentir la lengua de Jude, curiosear en su interior cada vez que daba paso adentro, lamiendo todas y cada una de las gotas que caían. Vagamente, e inerte balanceó sus caderas para tener más tener mucho más contacto con Jude, a lo que el futbolista sonrió, teniendo lo que quería.

Jude se apartó minutos después de que Sasha llegara a su primer orgasmo, en lo que iba de noche. La cremallera sonó y Sasha aclaró sus pensamientos, antes de que Jude tomara firme sus caderas.

Iba a ser la primera y la última vez que ambos dos se veían, y Jude tenía pensado hacer de esta noche algo digno de recordar, por lo que empezó a ser muy creativo; su palma abierta cayó sobre uno de los regordetes glúteos de Sasha y prosiguió y dejar más y más palmadas que le sacaron grandiosos gemidos. Si gritaba iba a ser más rudo, así que su plan era hacerla dejar sin cuerdas vocales.

Poco a poco, dejó besos sobre la espalda de Sasha, hasta llegar a la parte final de su columna y haciéndose una idea mental, acarició el hueco anal de la rubia. La menor gemió fuerte contra la tela del sillón y dejó restos de saliva en él.

Jude por otro lado, sonreía sin parar al ver la reacción de su Sasha, entonces mordió descaradamente uno de sus glúteos con fuerza, dejando una leve marca que para mañana no dejaría rastro. No se quejó en lo absoluto, así que tomo su verga en manos y susurró:

- Así es, rubia.

Se marturbó mentalmente con la imagen de Sasha y luego decidió jugar un rato con ella; llevó su miembro a la entrada, y tanteó la punta con ambos huecos dejándose llevar por el extasis.

De un solo empujón, la polla de Bellingham ya había irrumpido en su pequeño coño.

Sasha gritó contra el sillón, queriendo apartarse de Jude al sentir ese ardor extraño, pero el moreno no lo permitió, y poco a poco, fue haciendo de sus paredes algo más ancho y que se pudieran conformar con su tamaño.

El sentimiento de la culpa ya no tenía cavidad aquí, por que hace mucho dejaron eso atrás y le dieron paso al deseo y la morbosidad que ambos retenían. Adictivo era verse todos los días, por meses, y desear con fuer a estar así, y no poder. Por que Jude se quedaría en Madrid, y Sasha tenía que volver a Múnich con sus padres. El verse a diario en los pasillos del Dormund era rutina, y ahora que ella había decidido ir a pasar unos días en Madrid, solo para seguir viendo a Bellingham. Ella no era ninguna estúpida, y había convencido a sus padres de invertir una exagerada cantidad de dinero en el club español, nada más para poder ver al inglés.

Pero habían acordado cosas antes de follar, y era no volver a pisar espacio personal del otro, por más que anhelaban seguir, era imposible.

Alarga él sus embestidas hasta quedarse un rato dentro de ella, solo para sentirla y grabarse todo lo que más pueda. Una vez siente que su escaneo es completado. Se mueve más rápido en su interior. Sus penetradas son flojas, que duras y poco suaves para Sasha, que muy en el fondo siente que le parte en dos.

Se inclina de vez en cuando a dejar besos, o mordidas como lo hace ahora, dejando en su lengua, el sabor de su sudor y su colonia cara. Sasha ahora es una completa y sincronizada, máquina de gemir, que se mueve a son de Jude.

El moreno pega una vez más sus caderas al culo respingado de la rubia, hasta que sus bolas se quejan de tanta fricción. Es excitante el sonido bulgar que hacen ambos cuerpos al chocar. El segundo orgasmo ya está por venir, por llegar, y Jude lo tiene muy en claro cuando toma los pocos cabellos rubios de Sasha y le da la completa vuelta dejándola con la boca, a centímetros de su verga.

No conforme con el asombro, contiene las ganas de azotarla y solo murmulla:

- Toda tuya.

El alemán, el inglés y hasta el francés se le olvidó cuando su boca se abre y una extraña sensación, toma su boca. Su cabeza las igual que las caderas del moreno son echadas adelante, para meter absolutamente toda esa longitud carnosa.

El pirsing de la lengua de Sasha, roza sutilmente con la glande palpitante de Jude, llevándolo a la desestabilizacion mental y física. Se tambalea en sus piernas, y Sasha ahora lo lame, no queriendo dejar de mirar su cara.

Cuando llega el turno de Jude, la ahoga una y otra vez, hasta que las arcadas se hacen presentes y tiene que cesar un poco sus movimientos, pero aún así, sigue siendo el mismo rudo de antes, que con poca paciencia vuelve a tomarla desprevenida.

Lentamente, el británico se viene contra las boca de Sasha, provando algo que no sabe bien de qué se trata, o de donde viene su sabor.

El blanquecino líquido baja por la garganta de Sasha, dejándola sin las palabras salir y es cuando Jude aprovecha y descansa sentado a su lado.

Una vez más tienen que decir adiós.

Pero con la certeza de que esta vez si será para siempre.

Y no es como si no se fueran a ver, por que la familia de Sasha se convirtió en una poderosa familia, que bien puede controlar a alguno de los clubes más importantes de Europa, era una separación de cuerpos.

Se seguirían viendo, única y exclusivamente para lo necesario, fuera de todo el contacto cuerpo a cuerpo.

O eso pensaron ellos, por que un pequeño regalito con dos manos y dos ojos, llegaría a sus vidas después de esto.




one shots - futbolistas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora