CAPÍTULO 26

438 73 5
                                    

Jungkook

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jungkook

Poco después de que Seokjin saliera de mi habitación, me sentí a la deriva. Tuve dificultades para concentrarme todo el día, pero nada tan malo como eso. En algún momento de la tarde, ya no podía decir si estaba soñando o si estaba despierto. Todo se sentía como algo borroso alrededor. Un tipo de irrealidad. La enfermera entró... ¿o no? Para decirme que tenía fiebre. Creo. Realmente no puedo recordar mucho de ese tiempo, excepto por el hecho de que estaba preocupado. Un poco de mí, pero sobre todo de mis bebés. Si había algo mal conmigo, tampoco podría ser bueno para ellos. Si estuviera enfermo, podrían estarlo también ellos.

Traté de recostarme y tomarlo con calma, pero las visiones de un horrible futuro se entremezclaban con mi realidad y me asustaban. Así que presioné mi cara en la almohada y me negué a mirar de nuevo, atrapado en mi propia cabeza.

Va a estar bien, va a estar bien, va a estar bien.

Oí voces a mí alrededor, de vez en cuando, pero no podía entender lo que estaban diciendo por lo que decidí que no eran tan importantes como la conversación que estaba teniendo conmigo mismo.

Hasta que una voz que sonaba casi como la mía, pero que no quebró el estribillo en mi cabeza dijo.

— Mira hacia arriba.

Me sentí extrañamente obligado a seguir esa orden, mi corazón latiendo más rápido antes de que mi cerebro procesara lo que estaba sucediendo.

Seokjin.

Estaba tan feliz de verlo que casi estallé en lágrimas. No sabía cómo, pero él haría que esto se fuera. Se sentó en el borde de la cama, una mano en mi cabello, y pude registrar ese toque, también. Me incliné hacia él, necesitando la conexión para anclarme a la realidad.

— Voy a llevarte afuera, ¿de acuerdo?

Quise asentir, pero no, porque el movimiento me hubiera hecho sentir mareado. Sin embargo, me las arreglé para gruñir algo que sonaba vagamente como un “sí”.

Seokjin me premió con una sonrisa tranquilizadora, aunque no podía ocultar por completo la preocupación de su rostro. Se puso de pie, y tiró de mis cobertores y desconectó algo de mi brazo –¿una solución?– No estaba muy seguro. Lo borroso no había desaparecido por completo. La única cosa que estaba enfocada era Seokjin, levantándome en sus brazos como si no pesara nada a pesar de que me sentía como una ballena.

Había algunos beneficios de salir con un dragón.

Me presioné contra su pecho, cerré los ojos y casi me quedé dormido hasta que sentí una ligera brisa pasando por mi piel, donde no estaba cubierto por la delgada ropa del hospital.

¿Estábamos afuera?

Abrí mis ojos. El sol empezaba a ponerse sobre el horizonte, pintando el cielo en tonos de rojo y naranja y por un momento, eso era todo en lo que podía enfocarme.

Bajo el hechizo del dragón   ̖́-  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora