Nonsan era una zona rural, un pequeño pueblo donde la agricultura era su fuerte. Era pequeño, muy unido y acogedor, por ello mismo no había persona que no visitara el mercado del pueblo. Era un lugar tan afable, un pueblo tan unido donde todo el mun...
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Taehyung veía como Jungkook iba caminando hacia su puesto y no pudo evitar tragar grueso y que su corazón se acelerara, emocionado, ansioso y nervioso de tener a ese chico ahí.
¿Podían culparlo? Jungkook era muy guapo, con una peculiar aura amistosa y armónica con su risa, parecía que todo su ser combinaba con él. Los tatuajes en su brazo eran sumamente atractivos, su cabello negro azabache ondulado, ojos coquetos y adorable sonrisa, ¿no todos se pondrían nerviosos con ver a alguien así? Siempre lo veía rodeado de personas. En la universidad era muy popular, el próximo heredero de Conglomerados Jeon, y tan bueno y transparente con todos los que le rodeaban. No era una broma que tenía muchos amigos, pero porque todos disfrutaban pasar tiempo con él.
Taehyung admitía en sus adentros que deseaba ser más cercano a él.
— Kim Taehyung. —al fin llegó el saludo una vez estuvo parado en la caseta, siendo atacado por una pequeña y amable sonrisa por parte del chico pálido frente a él. Su sonrojo apareció en sus mejillas suavemente agradeciendo que hacía un buen calor ese día para disimular su vergüenza de tal vez habérsele quedado viendo todo el recorrido que hizo hasta su puesto.
— Jeon Jungkook, que gusto verte por aquí. —admitió sin pensar con una pequeña sonrisa, sus manos apretándose levemente en los costados de su overol. No quería sonar tan nervioso frente a él.— No creí que te vendrías estas vacaciones para Nonsan. —trató de agregar a su saludo relajando el ambiente entre ambos, pero juró ver que esa simple frase hicieron brillar esos ojos oscuros de su contrario. El calor ya le estaba afectando.
— También es un gusto verte, Tae. —respondió el pelinegro más que satisfecho por las palabras ajenas, y por el sonrojo que provocó en el contrario; lindo.— Y si, lo hice, mis padres insistieron, ¿y por qué iba a negarme? Hace falta una depurificación de la ciudad.
Taehyung no pudo estar más de acuerdo, tomando una bolsa de su pequeño tocador de la caseta, porque Jungkook se había acercado para comprarle algunas fresas, ¿cierto?
— Definitivamente, Nonsan tiene tantas cosas hermosas que ver, y la calidez de este pueblo no se compara con lo pesado de la ciudad. —agregó colocándose un guante en su diestra, viendo al joven frente a él, regalándole otra sonrisa, alzando levemente la bolsa que sostenía en su izquierda.— Dime, ¿cuánto de fresas te doy? Mira que hoy están especiales, grandes y dulces, lo que sea que comas, sabra delicioso.
Escuchó prometer al castaño y eso le hizo reír, ahí estaban sus dotes de venta que todos mencionaban que tenía, tenía el poder de convencer su mayoría del tiempo, por lo que Jeon entre risas le indicó las que llevaría. Pagando su encargo que jamás le hicieron, sirvió como una perfecta excusa para acercarse al bonito chico.
— Oh, y Kim, eso que dices es cierto, Nonsan si tiene muchas cosas hermosas que ver. —se dignó el pelinegro a decirle una vez se había alejado solo un poco del puesto, y luego de guiñarle el ojo con una pequeña risita de por medio, se dirigió a su motocicleta que no había notado y estaba estacionada en la entrada del mercado.
Y esas palabras bastaron para que Taehyung tuviera el rostro del mismo color de sus fresas.
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