Corea del Sur se estaba caracterizando en el mercado internacional de las fresas. Sus exportaciones eran buenas, los números de consumidores aún mejor, y ni hablar de la calidad. Nonsan era una zona rural, un pueblo acogedor de campesinado y dedicado a la tierra; la agricultura era su fuerte. Era pequeño, muy unido y acogedor, por ello mismo no había persona que no visitara el mercado del pueblo para abastecerse de la más rica y fresca fruta y verdura. Era tradición de la zona, parecía más punto de reunión de toda aquella ciudad rústica. Un lugar donde todos se saludaban, intercambiaban compras, ofrecían sus mejores y más deliciosas cosechas, y donde todo mundo conectaba como una sola familia; calidez, conforte y tranquilidad, así era Nonsan.
Al ser todos tan unidos, era imposible no conocer a Kim Taehyung. ¿Cómo iba a pasar desapercibido ese chico? Hijo único de los Kim, granjeros desde generaciones, con una inteligencia increíblemente envidiable que lo colocó en uno de los primeros lugares del examen de admisión en la facultad de medicina de la prestigiosa Universidad de Seúl. Era un orgullo para sus padres, y un orgullo para el pueblo entero de tener a tanto talento académico proveniente de raíces humildes. Y muy humildes, pues Kim Taehyung en su cuarto año de medicina, nomás sus vacaciones llegaban tomaba el primer tren a su natal por los acogedores brazos de su padre, y la deliciosa comida de su madre.
Tan casero, tan bueno, tan humilde y tan hermoso Kim Taehyung.
Jeon Jungkook lo sabía muy bien. Tenía tan en claro que ese precioso chico con rulos chocolate y un adorable overol tras el puesto de los Kim en el mercado local, poseía un corazón tan encantador como su persona misma.
Oh, tan lindo, tan inteligente, y tan modesto Kim Taehyung. Nadie imaginaría que esas eran las vacaciones del mejor estudiante de la facultad de medicina. Tras una carpa con las fresas de las granjas Kim, vendiendo, ofreciendo, saludando y agradeciendo con esa radiante sonrisa y esas mejillas rosadas por el sol de la mañana a quienes le compraban o pasaban por ahí. No era cuento alguno que las fresas de los señores Kim eran de las mejores; grandes, jugosas, brillantes y de un rojo carmín precioso.
Como los labios de su hijo, o eso pensaba Jungkook.
¿Los besos de Taehyung sabrán igual de dulces que esas fresas que vendía? Lo apostaba, más no lo sabía, pero daría lo que fuera por probar su teoría. Quería tanto a Kim Taehyung que haría hasta sus últimos esfuerzos para enamorarlo, para hacerlo suyo, para probar sus preciosos labios.
Jeon Jungkook nació en Seúl, donde sus padres desde jóvenes habían comenzado con arduo trabajo lo que hoy en día se conoce como uno de los más fuertes conglomerados de Corea, Conglomerados Jeon. Sus padres tenían un origen humilde, enamorándose en un pequeño pueblo al que Jungkook realmente no le tenia ningún tipo de interés. Sus raíces eran pueblerinas, los Jeon siempre trataron de remarcarselo criándolo bien. Después de todo, era un chico de ciudad adinerado, aunque creía que al final del día, ir al pueblito de donde eran sus padres por vacaciones no era tan malo después de todo.
No contaba con encontrar a un chico fresa que tantas ganas tenia de probar.
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Strawberry boy. || KookV.
FanfictionNonsan era una zona rural, un pequeño pueblo donde la agricultura era su fuerte. Era pequeño, muy unido y acogedor, por ello mismo no había persona que no visitara el mercado del pueblo. Era un lugar tan afable, un pueblo tan unido donde todo el mun...