En los albores de la década de 1910, en el territorio coreano, una sociedad rígida y prejuiciosa dictaba sus normas con mano de hierro. Aquellos que se atrevían a ser diferentes, a desafiar las convenciones, eran marginados y despreciados. En medio...
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Actualmente...
Corría por el año 1910 en el territorio coreano, para ser exactos en un pequeño pueblo llamado Ámbar en el Sur, en dónde los Omegas eran mal vistos y aunque habían una cantidad de ellos, la mayoría se ocultaba por miedo a ser asesinados por ser un "error de nacimiento" Algunos no tenían "tan mala suerte" ya que se les usaba como máquinas para engendrar y tener hijos. Las cosas eran aún más peor si no eras de una de las grandes "castas" como lo eran los Jeon, Min o Lee...Que eran las familias más poderosas en esa región, mejor conocidos he apodados como "Los Goryeo's"
Sin esos apellidos eras igual al resto...un nadie.
La sociedad era un asco al igual que los Líderes. Los últimos mencionados eran los que tenían la dicha de nacer en una cuna de oro y obtener todos los beneficios sin una pizca de esfuerzo. Mientras que el mismo pueblo estaba en la ruina, las casas, las personas, los impuestos estaban a un nivel alto para así costear las ganancias.
"Taehyung" una beta mayor como de unos cincuenta años de edad se encontraba en la cocina ordenando y limpiando todo el lugar "¡Taehyung!" llamó nuevamente cuando no vió al chico dentro.
Rápidamente ante el segundo llamado escuchó unas cuantas pisadas en su dirección "Nana, ¡aquí estoy!"
"Taehyung, ¿qué te he dicho de correr por la casa?" regañó una vez que el menor se detuvo en el marco de la puerta, había olvidado ese pequeño detalle "Te puedes lastimar"
"Perdón, Nana" se apresuró a decir el menor tal cual cachorro regañado. La beta solo nego suavemente con una pequeña sonrisa adornando su rostro.
"Está bien, no quiero que se repita de nuevo, hablo en serio" y sabía que no mentía "Necesito que salgas fuera... queda poco alimento además de que mi medicamento se terminó"
El nombre de la beta era Lana pero Taehyung se había acostumbrado a llamarla Nana desde más pequeño y es que ella para él era como una madre. Hace unos meses al fin había logrado salir de su casa y no porque quisiera si no porque la condición de la mayor ya no era tan buena para su edad, trabajar ciertos trabajos desde jóven la había dejado muy desgastada.
Tenían uno poco de dinero ahorrado que debía alcanzar un mes y medio como mínimo para ambos.
Solo había salido de casa una vez y porque se encargó de traer lo suficiente esa vez, tanto que les alcanzó por un buen de tiempo. Para el castaño era mejor estar en casa...aún recordaba las palabras de su padre Omega: 'No salgas de aquí a menos sea necesario' 'No dejes que nadie mire tus ojos y oculta tú cabello' 'usa ropa más grande' y él sabía exactamente porque.
O eso creía.
"¿Quiere qué salga afuera?" preguntó dudoso. Sintió sus manos sudar ante la idea de salir fuera, tenía mucho miedo de ir, ¿y si se perdía? ¿Y si tenía un ataque de pánico? estaría solo de nuevo y no habría nadie para ayudarle.
