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ㅤㅤ ㅤ seishiro sabía que estar todo el tiempo metido en su habitación jugando videojuegos no lo llevaría a nada, pero aún así, no tenía la motivación para cambiar ese hecho. nunca se sintió emocionado por salir al mundo exterior, conectar con las personas o incluso buscar otro pasatiempo que no tenga que ver con pasar horas o días frente a una pantalla.
lo sabía, sabía que hasta su salud se veía afectada por lo mismo. no hace mucho, gracias a su madre que lo convenció de ir a hacerse una revisión, descubrió que tenía problemas en su vista. por el momento no era grave, pero si no dejaba de lado los dispositivos tecnológicos podría llegar a tener que estar todos los días con un par de anteojos puestos, y eso no le agradaba.
su rutina era siempre la misma; levantarse, ir a la preparatoria, volver a su casa, comer fideos instantáneos y luego pasar el resto del día en su computadora, para finalmente en la noche acostarse a dormir. era simple y nada saludable, pero hasta eso le parecía tedioso. aunque su madre, a quien no veía mucho debido al trabajo, le haya insistido varias veces que salga más, haga amigos y se alimente adecuadamente sin saltarse sus comidas, por más de que este le haya afirmado que lo hacía, el albino nunca obedeció por perezoso.
⎯ seishiro nagi ⎯ llamó. al no recibir respuesta continuó. ⎯ levántate o llegarás tarde nuevamente.
⎯ un rato más... ⎯ respondió adormecido. se acomodó entre las mantas, dándole la espalda a la mujer que se encontraba en la entrada de su habitación.
⎯ no, nada de eso ⎯ con rapidez se acercó a él y sacó las mantas fuera de la cama, dejando al descubierto el cuerpo del albino, quien se estremeció al sentir el aire fresco chocar contra su piel.
⎯ mamá, hace frío, déjame seguir durmiendo ⎯ agregó. estaba dispuesto a acurrucarse, pero la fémina se adelantó y golpeó su espalda con las mantas.
⎯ vamos, levántate ⎯ molesta, soltó un suspiro. ⎯ te preparé el desayuno para que lleves, más te vale que lo comas.
la mujer podría parecer malhumorada y algo pesada pero se preocupaba demasiado por su hijo, no le agradaba la idea de que este se la pase aislado del mundo ignorando las necesidades básicas del ser humano.
⎯ está bien, lo haré ⎯ bufó resignado.
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⎯ ¿llevas todo? ⎯ el joven asintió ligeramente, recibiendo una sonrisa por parte de la más baja. ⎯ no olvides traer a tu nuevo amigo algún día ⎯ comentó entusiasmada.
⎯ claro... ⎯ asintió nuevamente y se despidió. al ya estar fuera de su casa soltó un largo y pesado suspiro. ⎯ como si esa persona existiera ⎯ murmuró y comenzó su, según él, larga caminata.
odiaba el invierno. el frío, el viento y los abrigos que su madre lo obligaba a usar hacían que su cuerpo se sintiera más pesado de lo normal. le desagradaba tanto sentir su rostro helarse al estar fuera de su hogar, el cosquilleo de su nariz cuando los moquillos amenazaban por escapar de la misma y aún más, le desagradaba tener que soportarlo al caminar. pero no tenía opción.
sus pensamientos se vieron interrumpidos por una dulce y agitada voz.
⎯ disculpa ⎯ habló detrás de nagi, lo suficientemente fuerte como para llamar su atención. ⎯ ¿sabes por dónde queda la preparatoria hokke?
⎯ mmh ⎯ asintió. el más bajó sonrió.
⎯ ¿me indicarías el camino? ⎯ preguntó esperando una respuesta pacientemente.
⎯ bueno... ese también es el lugar al que voy como puedes ver ⎯ señaló vagamente su uniforme. ⎯ si quieres ⎯ hizo una pequeña pausa, reconsiderando sus palabras. ⎯ puedes venir conmigo, digo, si no te molesta.
⎯ ¡sí! ⎯ suspiró aliviado. ⎯ oh, lo siento, que descortés de mi parte. soy reo.
⎯ seishiro ⎯ respondió retomando su caminata, esta vez junto al pelimorado.
el resto del camino se la pasó escuchando al menor contar algunas anécdotas graciosas que ocurrieron a lo largo de su vida. no le desagradó, es más, se dedicó a escuchar con atención. parecía ser una persona bastante interesante, todo lo contrario a él.
⎯ entonces, mi madre me regañó y me castigó por un mes, ¿entiendes? ⎯ indignado entrecerró sus ojos. ⎯ ¡un mes es demasiado!
⎯ sin duda lo es ⎯ el albino no pudo evitar soltar una pequeña carcajada al ver la expresión del contrario, quien lo vio asombrado, apreciando con mayor detalle las finas facciones faciales del más alto.
⎯ ¿verdad? ⎯ murmuró segundos después, intentando ocultar el suave sonrojo de sus mejillas con su chalina.
por primera vez, seishiro nagi disfrutó caminar un día de invierno.
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