Capítulo 8

170 106 99
                                    

A la mañana siguiente, como era costumbre, Andrew llego a la casa de Harry, esta vez con una bolsa en mano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A la mañana siguiente, como era costumbre, Andrew llego a la casa de Harry, esta vez con una bolsa en mano.

—¿Tú no tienes casa? —Inquirio Harry, algo molesto.

—Tengo si, pero se me hizo costumbre venir a desayunar contigo. —Menciono Andrew, mostrando la bolsa en su mano. —Además, traigo el desayuno.

Harry lo dejo pasar, fingía que no, pero en realidad le gustaba que Andrew desayune con el.

—Alex me contó lo que paso con Amelia. —Andrew miro a su amigo. —Creí que Dante era buena persona.

—Es un maldito. —Opino Harry, sirviendose cafe.

—Oye, ¿Y ella como estará? —Pregunto Andrew.

—No lo se. —Respondió Harry, creyendo que no le importaba la situación.

Intentaba engañarse a si mismo, de que todo lo que estaba pasando, no le importaba.
Pero en realidad, lo estaba matando, pensar en que Dante, podría dañar a Amelia de alguna manera, pensar que en este momento, Dante estaría aprovechándose de la bondad de la chica, lo estaba matando por dentro.

Pasaron algunas horas y estaban en la oficina reunidos.

—Hoy me iré a ver con Amelia. —Comunico Alex. —Creo que necesita distraerse y alejarse de ese ambiente.

—Me parece bien. —Opino Sarah, quien entro por la puerta.

—¿Tú no te habías ido? —Inquirio Andrew, algo confundido.

—No, solo tuve asuntos que resolver. —Menciono Sarah. —Asuntos de carácter sexual.

—¡Dios! Eres mi hermana, no quiero detalles de tu vida sexual. —Harry hizo una cara de asco para luego mirarla.

—Oye, ¿Hace cuanto no tienes sexo? —Pregunto Sarah.

—No voy a responder eso. —Menciono Harry, caminando al escritorio.

—Enano de jardin. —Llamo Sarah. —¿Tú tienes sexo?

—Así como me ves, esta carita atrae a muchas chicas. —Respondió Andrew.

—¿No eras gay? —Alex lo miro.

—Creo que no. —Andrew se encogió de hombros.

Mientras tanto, Harry ya se había encerrado en su escritorio.
Nuevamente se encontraba, con un libro en mano, esta vez, eran una colección de poemas, escribió una carta, junto a una dirección, para que Amelia se comunique con el.

Nuevamente se encontraba, con un libro en mano, esta vez, eran una colección de poemas, escribió una carta, junto a una dirección, para que Amelia se comunique con el

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Reencontrarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora