En una de tus tantas cartas dijiste que no te diste cuenta de que el invierno acabó por estar a mi lado, curiosamente, estoy congelandome ahora.
El invierno volvió y la nieve llega a tapar mi boca, quizás por eso hay cosas que no puedo decir.
No parece que vengas a pasar tiempo conmigo este invierno, sino, creo (o por lo menos, eso espero) te darías cuenta de que estoy enterrado en esta pureza blanca.
En otra de tus tantas cartas escribiste un poema que, casualmente, decía que ibas a rescatarme de cualquier cosa. No puedo creer en esas palabras viendo como desaparezco cada vez más de tu lado y no haces nada por evitarlo.
¿Podría ser qué estás tan acostumbrado a tenerme a tu lado que si me voy no te darías cuenta?
Creo que muchas personas no se darían cuenta en mucho tiempo que su sombra se fue a menos que sean muy atentas. Sé que muchas personas piensan que no soy más que eso.
No voy a mentir, creo que es mi culpa que esto esté pasando y me da pena contártelo, entonces no hago nada para evitarlo y la nieve sigue comiéndome, tal vez me haga desaparecer.
Me congelo pero no tengo tus manos cerca para poder agarrarlas, tus manos eran calidas porque siempre usabas guantes, soy un tonto por no usarlos también.
La nieve está a punto de taparme los ojos, hace tanto frío que nadie saldría de sus casas a caminar, significaría que nadie me escucharía o me encontraría de casualidad, es una verdadera lastima terminar así, con el frío congelando mis venas.
Mis ojos ya no pueden ver, mis lágrimas se congelaron y ya estoy perdido en la montaña de nieve, sin esperar que me encuentres.