Capítulo 01

1K 66 58
                                    

Brisa, luz y maullidos, son lo que siento al despertar de mi sueño.

En donde mi gato no para de maullar encima de mí, lo que significa que quiere que lo cargue y lo lleve a la cocina a servirle su comida.

Dejo salir un respiro para así levantarme y acomodarme contra el cabecero de la cama para poder observar la ventana de mi habitación, para ver lo único que me interesa en este momento: el cielo.

Sonrió sin necesidad de mostrar mis dientes, nubes encuadran perfectamente mi visión, proyectando así, que me salga de la realidad en este instante para sentir que soy parte de ellas, tan libres, tan incansables, tan peculiares.

Otro maullido suena resonando en mi silenciosa habitación, logrando que despierte de mi disociación, observo a Mandarina que aún sigue acostado encima de mi vientre.

Levanto mi mano derecha para acariciar su suave pelaje anaranjado, logrando generar ronroneos de aprobación de que no pare de acariciarlo.

El sonido de mi alarma me indica que son las 7:00 de la mañana, lo que significa una cosa: Instituto.

Con mi mano izquierda agarró mi móvil para deslizar con mi dedo pulgar la alarma para apagarla, lo pongo al lado de mi peluche de miffy para así con ambas manos agarrar a Mandarina y dejarlo a un lado de mi cuerpo.

Me levanto y me dirijo silenciosamente a la ventana, abriendo mejor la cortina.

Puedo por fin observar completamente el cielo.

Los pasos de alguien afuera de mi habitación junto con el ruido de un "tock tock" en mi puerta me hace voltear mi cabeza para encontrarme con mi madre.

—Despertaste, qué milagro, venía a despertarte, pero parece que alguien se me adelantó— Dice mirando a Mandarina que sigue acostado en mi cama.

No respondo, para seguir mirando la ventana.

—¿Sigues molesta por lo de ayer?—

Ah, ayer,
Lo había olvidado.

—No, simplemente observó las nubes—

—Te conozco Minji, no es necesario que me mientas—

Arrugo mis cejas para voltearme de nuevo.

—¿Por qué me miras así?—

—No me conoces, porque aseguras tan confiada—

Ahora es mi madre, quien arruga las cejas y hace una línea recta con sus labios para decir lo que no quería escuchar.

—Que haya olvidado recogerte en el instituto, no significa que tengas porque mirarme como si fuera una mala madre—

Sonrió sarcásticamente, para acercarme y pasar por su lado, como si no me importara lo que había dicho hace unos segundos.

Antes de que pasara mi puerta, me detiene con su mano izquierda en mi brazo derecho.

Sin mirarla, digo:

—No estoy enojada contigo, ¿por qué tendría que estarlo?, oh, ya sé, porque mi querida madre se le olvidó recogerme 5 horas después que se hubiera acabado la jornada en el instituto, dejándome botada, sola, justó el día de mi cumpleaños, cumpleaños que ni te acordaste y me toco devolverme sola por la noche, caminando hasta la casa que queda en la otra punta de la ciudad—

Mi madre quedó atónita, simplemente para excusarse con lo típico.

—Estaba ocupada—

—Tan ocupada que te olvidaste de mí, literalmente—

Heart To HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora