00

18 3 0
                                    

La sala estaba sumida en un silencio aterrador. Todos temían a la chica que estaba sentada en medio de la sala, a punto de ser interrogada. Solo un pequeño grupo de personas permanecían con una sonrisa de satisfacción en sus rostros.

El ministro vuelve a empujar sus lentes con un dedo en un gesto nervioso, intenta no demostrar su miedo, pero está cubierto en sudor. Carraspea un poco y todas las cabezas que estaban viendo en dirección a la chica voltean hacia él. Entonces da comienzo al interrogatorio.

—Capella Antares Black, estás aquí para ser juzgada por el mundo mágico por los actos cometidos en contra de tus padres adoptivos. ¿Tienes algo que decir?

—¿Sabían que los ojos pueden dar una vuelta entera a causa de la agonía?

Su risa sorprendentemente agradable interrumpe el nuevo silencio que se había formado en la sala luego de su comentario.

—¿Usted es consciente, señorita Black, de los actos atroces que ha cometido el pasado dieciséis de agosto de 1978?

Ella asiente con la cabeza tres veces.

—Entonces no tendrá problemas en decirnos qué fue lo que sucedió hace un año en la casa que reside en Scavenger Alley.

—Oh... por donde comenzar —esta vez su risa dejó entre ver el atisbo de locura que habitaba en su ser.

•••

—¡Regulus, ven aquí!

Regulus había estado buscando esa carta toda la tarde desde que su hermano mayor le había dicho aquellas cosas cuando lo enfrentó en el pasillo. Y justo cuando la encontró su hermana entró en la habitación y lo vio allí en medio del desastre que había dejado.

—¡No! No puedo creer que vayas a hacer esto Antares, ¡no puedes!

—¡Claro que puedo y lo haré, Regulus! Dame eso.

—¡NO! No puedes sacrificar tu vida por mí, no lo permitiré.

Regulus cerró la puerta de la habitación de su hermana con un hechizo y se recostó en ella. Ella se sentó a su lado en el suelo, agotada, y le quitó la carta de las manos.

—No lo harás —dijo Regulus.

—Debo hacerlo, no es solo por ti Reg —le respondió Capella.

—¿Por qué más, entonces?

Él no creía aquello, pensaba que era una excusa para que no se sintiera tan mal.

—Ellos me dijeron que si quería formar parte de su familia debía demostrarles que era digna. Y qué mejor manera que esta.

—E-Ellos te dijeron que tú... ¿hicieras esto?

Regulus podía creerlo fácilmente pero no quería hacerlo.

—Sí Reggie, y de esta manera tú ya no tendrías que hacerlo. Dos por uno —se encogió de hombros.

—Lo lamento.

—¿Por qué lo lamentas Reg? Tú no tienes la culpa.

Pero Regulus pensaba que sí, que si él hubiera aceptado hacerse un mortifago cuando su prima Bellatrix se lo dijo, su hermana no tendría que hacer esto por él. Pensaba que si hubiera sido él a quien sus padres no quisieron de bebés ella no tendría que pasar por estas cosas. Él se culpaba por todas las cosas malas que le pasaban a su hermana, la única que estuvo para él en todo momento desde que se conocieron, quien nunca lo abandonó y demostraba su cariño hacia él todos los días.

•••

—Capella Carrow, mucho gusto —la niña le tiende la mano.

—Regulus Black, igualmente —el niño le estrecha la mano por unos segundos antes de apartarla.

La Slytherin Demente || Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora