Capitulo. 3

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Nuevos rostros.

Ryan.

Termino de atar mi corbata y salgo del armario sin hacer ningún tipo de ruido, mi novia aun duerme, se que luego de lo de ayer le costo demasiado conciliar el sueño.

Tomo el pomo de la puerta pero antes de girarlo mis ojos la buscan, su silueta perfecta adorna las sabanas negras de satín, su cabello rojo es lo único que sobresale y sonrió de forma inconsciente al saber que por fin la tengo así, la tengo para mi, es mía, completamente mía.

Todo seria perfecto si tan solo pudiera darme lo que tanto quiero, un hijo, tener un hijo con ella es lo que mas ansió, siempre me ha hecho ilusión...ilusión que los hijos de puta mataron, han pasado años y aun sigo creyendo que no pagaron lo suficiente. Siento que la muerte no es tanto dolor para todo lo que hicieron y tarde o temprano tendrán noticias mías.

Salgo y cierro la puerta de espacio. Bajo las escaleras aun pensando en la mujer que tengo en mi cama.

—Buenos días señor—Una de las chicas habla cuando paso por el comedor—¿Quiere comer algo en especial? —La ignoro yéndome a la salida.

—¿No piensas despedirte? —Su voz me hace detenerme y me volteo a verla, tiene la nariz roja por el frio, el pelo alborotado y los ojos aun adormilados.

—No quería despertarte—Avanzo hacia ella y la cubro con mi cuerpo ya que la delgada tela de su pijama transparenta sus pezones y hay tres hombre de seguridad en la casa.

Arruga la nariz—Son las seis de la mañana, suelo despertar a esta hora—Sus brazos me rodean la cintura.

—Lo se linda pero no has dormido bien esta noche me di cuenta de eso, quería que descansaras mas—Aparta la vista—No pasa nada Lucia, es normal luego de lo que sucedió.

—Pero tu pensaras que soy débil...—Habla entre dientes y a mi solo me hace reir.

—No seas tonta—Beso su frente—No pienso que seas débil, pienso que eres fuerte y buena persona, pienso que me encantas...—La pego mas a mi y empiezo a besarle la cara haciendo que la tensión desaparezca—Pienso que quiero comerte toda...—Bajo a su cuello y ríe.

—¡Basta! —Me hace reír y me aparto para verla, esta sonrojada y me ve con una cara de tonta enamorada.

—Me encantas rojita—Se pone de puntillas para besarme—Tengo que irme que se me esta haciendo un poco tarde—Asiente—Prométeme que estarás bien.

—Lo prometo.

—Promete que estarás aquí antes de que yo llegue.

Rueda los ojos—Lo prometo.

—Y promete que me llamaras si algo pasa, sea lo que sea, ¿Si?

—¡Que si! Todo estará bien te lo juro—Me sonríe—Anda, vete.

Le doy otro beso antes de salir por la puerta.

El chofer se adelanta a la camioneta y niego extendiendo la mano para coger las llaves, me las entrega y no espero a los demás para arrancar motores e irme.

Las calles de Moscú me reciben de manera perfecta y aprecio muy poco el paisaje ya que mi teléfono suena, me apresuro a contestar poniendo el altavoz.

—Ryan—La voz femenina llena el auto.

—Te escucho—Hablo mientras la luz roja del semáforo me hace parar.

—He estado pensando acerca de lo que me hablaste y creo que deberíamos comentarlo en persona...—Guarda silencio—Si quieres.

—No tengo tiempo de moverme a tu oficina—Arranco al tener luz verde—Lo que quieras decirme puede ser ahora.

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora