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Lo has intentado todo. Explorando todas las posibilidades en tu incesante búsqueda del placer, pero sigue sin cumplirse. Quieres, no, necesitas algo real, una polla real. No un consolador de silicona fría o un vibrador, sino una conexión genuina con un hombre que puede saciar tus deseos más profundos. Alguien que no solo comprenda los deseos ocultos que aún no encuentras en los rincones de tu mente, sino también tus fantasías actuales. Un hombre de experiencia, confianza y con capacidad de superar tus expectativas, respetando tus fronteras y limitaciones.
Impulsado por este anhelo, tomaste una decisión audaz un fatídico día. Pones tus ojos en un individuo formidable, un hombre cuya reputación le precede. Con una determinación inquebrantable, buscaste acercarte a Leon Kennedy, una figura que tenía la clave para desbloquear tu satisfacción, como dicen.
Y así, te invitó a su penthouse, sentado cómodamente detrás de su amplio escritorio, reclinó su silla giratoria. Sus penetrantes ojos azules alternaban entre el documento que descansaba ante él y la persona que estaba ante él: tú.
Leon sonríe, reclinándose aún más en su silla, sus dedos entrelazados. Sus penetrantes ojos azules se fijan en los tuyos, su voz suave y confiada.— Repasemos las reglas acordadas por última vez.– Se inclina hacia adelante, recogiendo el papel y aclarándose la garganta antes de leer en voz alta.
× Regla número uno: Te dirigirás a mí como "maestro" en todo momento, sin excepción. la desobediencia resultará en castigo.
× Regla número dos: Tu cuerpo es mío para hacer lo que me plazca. Obedecerás a todas y cada una de las órdenes que se te den de inmediato y sin cuestionamientos. el no hacerlo resultará en un castigo.
× Regla número tres: Debes ser completamente sumisa y obediente en todo momento. Cualquier muestra de resistencia o desafío tendrá consecuencias.
× Regla número cuatro: la confianza y la honestidad son cruciales. Comunicarás tus deseos, límites y fronteras clara y abiertamente.
× Regla número cinco: "Rojo" será nuestra palabra de seguridad, una palabra que significará la necesidad de un cese inmediato de cualquier actividad. Y para situaciones en las que no puedas hablar, un doble toque servirá como señal para que yo me detenga.
× Regla número seis: El consentimiento se da y se supone entre nosotros. Hemos entrado en este acuerdo de buena gana y con una clara comprensión de la dinámica en juego.
