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Advertencias: Violencia extrema y gore, mordidas, reproducción forzada, las plagas y cosas graves, muerte, menciones de asesinar.

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(Parte dos)

Abres los ojos y te encontraste dentro de la celda de Leon. Moviste la cabeza rápidamente, mirando frenéticamente cuando te diste cuenta de que estabas encadenada a la silla, la misma silla a la que Leon había estado encadenado previamente. Escuchaste a Leon reírse, un sonido bajo y escalofriante mientras caminaba detrás de ti, dando pasos largos y lentos. Se volvió hacia ti, notaste que las venas negras que se extendían por su cuerpo se habían vuelto más oscuras, sus ojos más rojos. Él sonrió mientras se arrodillaba para estar a la altura de tus ojos, sus cuatro dientes caninos notablemente afilados. Se pasó la lengua por los dientes.

—Ahí estás, cariño. No pensé que te despertarías.– Dijo Leon con un ronroneo.

Tus ojos estaban muy abiertos, respirando profundamente antes de intentar luchar. Leon se rió, sacudiendo la cabeza.

—Me temo que eso no te servirá de nada, pero no te preocupes, te sacaré de esas cadenas para que podamos tener un poco de tiempo para jugar.

Leon se puso de pie, caminando detrás de ti. Lo escuchaste romper las cadenas con sus propias manos. No pierdes el tiempo y saltaste de la silla hacia la puerta. No importaba cuánto tiraras, la puerta no se movería. Te diste la vuelta y encontraste a Leon parado justo detrás de ti. Te agarró por la cintura jalándote hacia él. Agitaste tus brazos hacia él, tratando de luchar contra él. Por el rabillo del ojo, viste a Bryan al otro lado del panel transparente sosteniendo un portapapeles, tomando notas.

—¡¿Bryan?! ¡Sácame de aquí! ¡Estoy atrapada aquí con él, por favor! ¡Me va a hacer daño!

Bryan levantó la cabeza, sacudiéndola.— Me temo que los datos que proporcionará a partir de esto son demasiado valiosos para dejarlos pasar. Necesitamos saber si es capaz de procrear con un humano no infectado y cómo será la descendencia.

—¡¿Qué?!– Gritaste.— Bryan, ¿has perdido la cabeza?

Ignorando por completo tus súplicas, Bryan continuó.— Recuerda lo que acordamos, Leon. No la infectarás con la plaga hasta que dé a luz. Después de eso, puedes hacer con ella lo que quieras.

—Recuerdo el acuerdo, maldito idiota.– Gruñó Leon junto a tu oreja antes de lamerte el lóbulo.

—No, nunca acepté esto Bryan, ¡sácame de aquí ahora mismo!– Continuaste gritando mientras tratabas de luchar contra Leon.

Leon, sin embargo, fue mucho más poderoso que tú; te mordió el hombro e hizo poco esfuerzo para sujetarte al suelo, sus manos agarraron tus jeans y te los arrancaron, dejándote con tu par de bragas de encaje. Intentaste arrastrarte por el suelo hacia Bryan, pero Leon te tiró de las caderas. Leon te dió la vuelta para mirarlo, enjaulándote con su cuerpo. Él simplemente te miró fijamente, su sonrisa se amplió. Observaste cómo la baba goteaba de su rostro sobre tu camisa, que rápidamente rasgó para revelarle tu sostén a juego.

𝗟𝗲𝗼𝗻 𝗦. 𝗞𝗲𝗻𝗻𝗲𝗱𝘆 ;; 𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora