Capítulo 1

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CAPÍTULO 1.

LUKE

Me dirigía a una joyería. Contento. Escogiendo palabras que decirle.

Entré a una. Me habían gustado los colgantes del escaparate.

-Buenos días.

-Buenos días, joven. ¿Qué desea?

-Pues mire... estoy buscando colgantes de plata con algún diamante...

La dependienta sacó todos los colgantes con esas características y, fui descartando los que no me gustaron. Hasta que quedó uno. Una cadena de plata con un anillo del mismo material y diez diamantes. La señora lo metió en una cajita de terciopelo rojo.

- ¿Cuánto es?

-Son 294 dólares.

Le tendí la tarjeta de débito y salí de la tienda tras pagar con una gran sonrisa en la cara. Me encaminé a su casa. Quedaba lejos de aquella calle, como a unas diez manzanas.

Alcé mi muñeca y miré el reloj. La una y media. Me daba tiempo de sobra. Mientras andaba, miraba a todo el que se me pasara por los ojos y lo analizaba. Imaginaba, por cómo iba vestido, qué era o si tenía pareja. Siempre jugaba con mi hermana a esto. Una chica resbaló en el suelo por culpa del hielo, se levantó y siguió andando. Parejas con niños salían de tiendas de juguetes y uno de los padres volvía a entrar para comprar lo que el niño quería para Navidad. A estas horas, en Boston estaban todos los restaurantes ocupados, menos mal que había reservado mesa.

Llegué a eso de las dos y llamé al timbre.

- ¿Sí?

-Emily, soy Luke. ¿Me dejas subir?

- ¡Claro!

Sonó el típico biiiip para abrir la puerta y subí a su casa. La puerta del piso estaba abierta y con una chica alta y delgada, con pelo marrón hasta los hombros y una sonrisa en la cara. Se acercó a mí y me besó. Estaba preciosa. Llevaba un vestido más alto de las rodillas de color rojo y liso. Hacía que sus preciosos ojos grisáceos se notaran más.

-Mejor cógete un abrigo, porque no traje coche- comenté riéndome.

- ¡Joder! Es que si llevo abrigo estropeo el conjunto.

-Pues cámbiate, yo no voy tan arreglado. De hecho llevo sudadera.

- ¿Es que no me conoces?

Le sostuve la mirada hasta que se fue hacia su habitación y yo entré cerrando la puerta tras de mí. Algunos pueden pensar que mi novia era un tanto... caprichosa, pero así la quería yo. No es que la quisiera por ser una caprichosa, sino porque así era ella y así llevaba queriéndola yo desde que estaba en décimo grado, desde los 16 años, hace dos. Ella nunca se había fijado en mí, y eso que yo era de los populares. No es que no destacara entre los demás, sino que teniendo a todo el equipo de fútbol tras de sí... No cayó en mí hasta hacía un año, cuando la ayudé a estudiar para un examen.

-Ya estoy. Ahora la gente me va a mirar mal por ir así.

-Pero si estás guapísima igualmente. Todo lo que te pongas te queda bien, créeme.

Se había puesto unos vaqueros ajustados y un jersey rosa claro de punto. El pelo lo llevaba como antes, suelto y algo despeinado.

Me miró con mala cara.

-Bueno, te voy a llevar al Orinocco. Es un restaurante de Cambridge. Muy solicitado.

- ¿Vamos a ir andando?

-No, iremos en autobús. Ya sé que no te gusta andar tanto.

-Prefiero andar a ir en autobús.

-Pues vamos a mi casa, cogemos el coche y vamos hasta el restaurante.

-Y si nos quedamos aquí...-dijo coqueta.

En otro momento haría dicho que sí sin negarlo, pero había planeado esto desde hacía meses. ¡No conseguía mesa para dos decorada románticamente!

Por otra parte, no quería que se sintiera obligada.

- ¿En serio te quieres quedar? Hay ensaladas con tofu, empanadillas...

Se quedó mirándome con cara de sé bien lo que quiero.


Lía & LukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora