Isn't It a Pity - McLennon

A Hard Day's Night

Tras unos exhaustivos dias de grabacion, las botella de cerveza media vacía, yacía en una mesita al lado de John, mientras tocaba ciertos acordes en su guitarra, era relativamente tarde y era consciente de ello; pero el lo esperaba, esperaba a Paul con abundante anhelo. Era casi una rutina que alguno de los dos se escabulla a altas horas de la noche para visitar al contrario, no era realmente importante que tengan tema alguno de conversación, lo vital era la estancia de ambos, sentir la presencia del otro. 

El bajista entró sin previo aviso con un ukelele en mano, despertando un leve interés en el mayor. Finalmente, Paul se sentó a escasos centímetros de su compañero.

-Últimamente he notado a George algo retraído, está cada vez más cercano a esa actriz.- dijo Paul sin quitarle la vista a su instrumento.

-¿Pattie Boyd? ¿No era la misma que coqueteaste anoche?

-Un intento de ello.- respondió con una sonrisa irónica en rostro.

Desagradable fue aquel sentimiento que se expandió en el pecho de Lennon, no lo entendía y le repugnaba sentir ello ¿Como aceptarlo con tal descaro? Celos, eso que era frecuentado por la aterrada mente de John. No sabía qué palabra pronunciar, ni qué acción realizar ante tal aflicción.  

Tras pasar unas horas, habían culminado ciertos títulos para el rodaje que realizaban, John no podía hacer que su corazón cese al leve contacto con el contrario, era inquietante para el como las mariposillas en su estómago se desplazaban por doquier. Cuando sus ojos chocaban de vez en cuando, podía apreciar un universo infinito en aquellas pupilas hazel, imaginando su vida entera esperando que Paul este a su lado en ella. Había perdido la cabeza.

John cargaba una gran pesadumbre al saber que aquel sentir tal vez no era recíproco. El joven McCartney por su parte, intentaba ignorar los sentimientos que afloraban hacia su amigo.

Algo tímidos, se obligaron a creer que algunos cuantos besos y toqueteos no afectarían realmente a la amistad, y ese recuerdo se quedaria impregnado en el innegable olvido, ¡cuan erróneos se encontraban!