Capítulo 4

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La Búsqueda


Miércoles 20 de agosto del 2025.

Me gusta pensar que todo en la vida tiene un plan B, por si el plan A se jode no te queda de otra más que recurrir al plan de reserva. No hay manera de saber en la vida si lo primero que planeas va a funcionar y por esa misma razón tienes B, C, D... hasta la Z.

Nunca había recurrido a más de dos, porque actuaba sobre impulso y por extraño que parezca la mayoría de las cosas salen mejor así. Al menos así me funcionaba a mí.

Desde que tengo memoria he sido perfeccionista, tanto que apenas dejo un hilo suelto me pone nerviosa o de mal humor, porque para eso se crearon los planes: para seguirlos al pie de la letra.

Y ahora mi misión era sencilla: meterme al grupo de amigos de la cuarta chica desaparecida, porque según Extraño decía que algo no andaba bien con todos ellos y al menos uno sabía algo que los demás no. Todos eran sospechosos, eso era cierto, pero en mi lista el primero era Fred, su pareja sentimental de Lauren.

Pero tampoco me confiaría en mi intuición porque tampoco Extraño no era fiable. ¿Qué clase de hacker se interesa tanto en una chica cuyo paradero se desconoce? Nadie. Y tengo una teoría: es probable que Extraño y Lauren se conocen. Quien sea que esté detrás de Extraño tiene que conocer de cerca a Lauren.

Traté de concentrarme en mis alumnos que se movían al ritmo de Maneskin, pero mi mente viajaba a la noche anterior y justamente a la casa de Fred. Fue una noche traumática.

No fue hasta que el grito de mi alumnos me sacaron de esos recuerdos, un grito emocionado que mostraban por haber hecho todos juntos una rutina y que sin duda eran buenos recordando cada uno de los pasos.

Aplaudí junto con ellos y sonreí orgullosa de ver cómo algo que yo había enseñado era felicidad de veinticinco personas.

—Muy bien, aprenden demasiado rápido —coloqué mis manos en mi cintura—. No olviden que deben seguir ensayando en sus casas, por favor —di las últimas indicaciones antes de que comenzarán a tomar sus cosas y retirarse del salón ya que el horario de clases había finalizado.

Me di la vuelta y caminé a mi escritorio donde suelo tener mi laptop y reproduzco las canciones. Tomé mi botella de agua y mientras bebía me di cuenta que tenía nuevos mensajes.

Extraño: Georgina, por favor, debes de ayudar a encontrar a Lauren.

Extraño: Sé que tienes miedo pero eres una pieza en todo este rompecabezas.

Extraño: Sé y estoy muy seguro que es así.

Extraño: Es claro que será difícil pero debes confiar en mí.

Extraño: Yo confío en ti y sé que podrás hacerlo.

Extraño: Georgina, te lo pido.

Puse los ojos en blanco y escribí una respuesta decisiva y sin dar más vueltas. Estaba harta de este tema.

Gina: Deja de molestarme ya. Te he dicho que no pienso hacerlo. Si tanto te importa encontrarla házlo tú con tus propios méritos y deja de meterme en este problema.

—Gina, hay unas personas que te buscan.

La voz de una de las maestras de baile, que en realidad ella enseña a niña de seis a once años ballet, me llamó desde la puerta de mi salón. Giré por su llamado y fruncí el ceño.

—¿Papás?

—No, no tienen niños aquí en la academia. Dicen que quieren hablar contigo.

—Ah, sí. Que pasen —no le di tanta importancia al ver que Extraño respondió, pero al escuchar pasos detrás de mí me hizo quitarle mi atención a la portátil.

EFÍMERO - El cuento de hadas que nadie quiere Donde viven las historias. Descúbrelo ahora