El nuevo maestro de Beacon (Izuku x RWBY)

Capitulo [18]

(...)

Adam Taurus, un niño inocente que alguna vez tuvo sueños y esperanzas, se encontraba en medio de una pesadilla macabra. Su pasado parecía haber cobrado vida frente a sus ojos mientras vivía una vez más la atrocidad que presenció en su pueblo muchos años atrás.

Las sombras de la noche envolvían la tierra, recordándole a Adam aquel fatídico día en el que el horror se apoderó de su infancia. Las imágenes crueles de la masacre se desplegaban una tras otra, como si el tiempo se hubiera detenido para torturar su mente.

Los soldados de la Schnne Dust Company, con uniformes sombríos y expresiones de desdén en sus rostros, reencarnaban la maldad que había anniquilado a su pueblo. El sonido de los disparos de armas de fuego, los gritos desesperados y la vista de sangre derramada inundaban sus sentidos, causándole un dolor profundo y visceral.

Adam se veía a sí mismo corriendo sin rumbo por las calles, buscando refugio en cada esquina, solo para encontrarse con más escenas de horror. La violencia desenfrenada y la indiferencia de aquellos soldados hacia la vida Fauno dejaba una marca indeleble en su alma, oscureciendo su inocencia y devorandola al mismo tiempo.

Sin embargo, en medio del caos grotesco, algo comenzó a cambiar. Adam experimentó una extraña sensación de despertar, como si finalmente comprendiera que estaba atrapado en una pesadilla recurrente. La ilusión de revivir el pasado perdió su poder sobre él mientras luchaba por distinguir entre la realidad y la memoria distorsionada.

Abrió los ojos con determinación, dispuesto a liberarse de la trampa de su propia mente. El aire pesado y sofocante se disipó y dio paso a un nuevo amanecer, la promesa de una realidad comenzando a brillar a través de las grietas de la fantasía infernal que había consumido su vida.

Adam al final se despertó abruptamente con el corazón palpitante, su cuerpo bañado en sudor. Por un breve instante, su mente quedó envuelta en la niebla de la pesadilla que lo había atormentado. Sin embargo, al abrir los ojos, se encontró con una escena completamente desconocida y confusa frente a él.

La suave luz del amanecer se filtraba a través de los pliegues de la tela de la tienda de campaña, creando un resplandor cálido y reconfortante. Las paredes de la estructura improvisada estaban decoradas con una variedad de objetos cuidadosamente dispuestos, como si alguien hubiera querido transformar ese espacio en un santuario acogedor.

El techo de la tienda, hecho de lienzo resistente y grueso, estaba adornado con mapas gastados y banderas descoloridas. Retazos de tela colgaban delicadamente sobre las aberturas, creando un ambiente misterioso y tranquilo. A través de una rendija, Adam pudo vislumbrar cómo los rayos del sol se filtraban, creando destellos dorados que danzaban en el aire.

En una esquina de la tienda, una pequeña mesa desplegable se erguía, sosteniendo una lámpara de aceite de vidrio, que de haber sido encendida está tendría una luz suave y vibrante en su interior. En su base, esparcidos de manera ordenada, había libros y pergaminos, compartiendo conocimientos y sabiduría acumulada para aquel que los necesitara.

A lo largo de las paredes de la tienda, se extendían estantes de madera rústica, adornados con frascos de cristal que contenían hierbas aromáticas y secas, cada una proporcionando un aroma único y terapéutico. La fragancia dulce y calmante que emanaba llenaba el aire, invitando a la relajación y a la sanación de cuerpo y mente.

En un rincón, una vieja alfombra desgastada ofrecía un lugar cómodo para sentarse y reflexionar. Sobre ella, cojines de colores vibrantes y suaves estaban dispuestos meticulosamente, brindando calor y comodidad.

Mientras los ojos de Adam recorrían cada detalle, su confusión inicial comenzó a desvanecerse, dejando espacio para la curiosidad. Se sentó lentamente en el borde de la cama improvisada y su mirada se encontró con un espejo ovalado cuidadosamente colocado en una estaca en el suelo.